Publicado en “Entre los Umpa Wampa” en Cuadernos de Pedagogía. Enero 2014.
Vamos a ser francos: algunos no íbamos para profe. Nuestro proyecto profesional (si lo teníamos) pasaba por laboratorios universitarios, orquestas sinfónicas o galerías de arte. Para eso habíamos ido a la Universidad. A usar el cerebro. Por cosas del destino (o del bolsillo) terminamos rodeados de chavales que parecían, infundadamente, dar por hecho que sí sabíamos realmente hacer de profe. Y deambulamos por el territorio agreste de Secundaria equipados con un par de rutinas añejas de gestión de aula y evaluación. Se diría que estamos ausentes, el hábito de lo intelectual guardado en un baúl, mientras navegamos por la vida cortoplacista del centro educativo, la aplicación rutinaria y acrítica de propuestas didácticas, cambiando cada año la fecha de nuestra programación didáctica y resistiendo parapetados tras el libro de texto a un alumnado que se nos antoja enemigo. Este es nuestro origen. Que nadie se llame a engaño.
Por alguna razón, nos hemos (o han) convencido de que nuestro oficio (porque ahora es nuestro oficio) no tiene nada que ofrecernos y que la profesionalización significa acumular hojas de Excel y papeles. Y existe a quien le interesa mantener al profesorado infantilizado, que no sepa de didáctica ni sospeche de pedagogía. Existe quien desea proletarizar el oficio, convirtiendo a los profesores en cómodos y baratos agentes lobotimizados de intervención (y control) que gestionan flujos de alumnos y conflictos, en lugar de actores críticos que se plantean cómo enseñan, y, sobre todo, para qué enseñan.
Hay que volver. Ahora como profesores. Hay que crear en los centros espacios en los que cuestionar nuestra práctica. Leer algo de didáctica. Plantearnos si las familias pueden realmente permitirse comprar libros de texto o qué estamos enseñando cuando un alumno no va a una excursión por razones económicas. Porque existe, cada vez más transparente y definida, una ofensiva contra la igualdad, la cultura y la ética. Porque si los intelectuales de una sociedad (periodistas, maestros, artistas,…) dejan de ejercer como tales, la sociedad queda desarmada ante los que pretenden esclavizarla. Hay que volver. Porque para muchos (¡niños y niñas, ojo!) somos el último muro que los separa de una vida marginal o vacía. Y también porque como no te metas un poco en didáctica y pedagogía, y le eches un poco de sangre, sudor y lágrimas del tema, te vas a morir de aburrimiento. Porque fuiste a la Universidad para usar el cerebro. Y porque educar ahora sí es lo tuyo. En otras palabras: “Back in black”.
Back in black (ACDC)
“Back in black
I hit the sack
I’ve been too long I’m glad to be back
Yes, I’m let loose
From the noose
That’s kept me hanging about
I’ve been looking at the sky
‘Cause it’s gettin’ me high
Forget the hearse ’cause I never die
I got nine lives
Cat’s eyes
Abusin’ every one of them and running wild”
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