Hay algo que nunca deberías hacer en un instituto de Secundaria: pedirle a otro profesor o profesora que te enseñe su libreta de notas. Percibirás un titubeo, una sensación de estar hurgando en algo íntimo. Porque es el espacio doloroso donde embarrancan nuestras buenas intenciones.
Después de trabajos, exámenes y toda una parafernalia evaluadora, sólo llegamos a extraer si el alumno estudia, si hace los deberes, si tiene una buena actitud o cuánto (pero no qué) ha aprendido. 4, 9, notable o progresa adecuadamente son términos que esconden, más que muestran, información que era visible en las actividades. […ACCEDER AL ARTÍCULO COMPLETO…]
Éste es el tema que trato en el artículo de Febrero en el espacio de la columna “Entre los Umpa-Wampa”, que Cuadernos de Pedagogía tiene la amabilidad de prestarme y que tiene este mes como banda sonora a Iron Maiden.