Desde distintas esferas se repite hasta la saciedad que es necesaria la innovación educativa. Que los profes tenemos que leer, tenemos que escribir, comunicar e investigar. Lo que pasa es que esta propuesta buenista acaba llevando a heroicidades de dudosa productividad y escandalosa injusticia.

Por eso, la innovación, las heroicidades y Tina Turner se dieron cita en el artículo que publiqué en marzo de 2014 en la columna “Entre los Umpa-Wampa” en Cuadernos de Pedagogía.

Columna “Entre los Umpa Wampa” en Cuadernos de Pedagogía, marzo 2014.

Déjame solo, Joe*

Admitámoslo. En ocasiones nos puede la épica.

Hartos de un sistema en el que todo(s) avanza(mos) lento, algunos se lían la manta a la cabeza, y a base de horas, esfuerzo, creatividad, sacrificio y, de nuevo, más horas -impagables e impagadas- se asoman al otro lado del horizonte educativo. Más por la ausencia de referentes que por propia decisión, acaban convertidos en superprofes, librando batallas en claustros y formaciones, entregados a un proselitismo prometeico 2.0, que a veces se lleva por delante ocio y vida privada.

La falta de una visión institucional para impulsar el rol innovador de los docentes ha consolidado este modelo heroico low-cost sin que, por el momento, nadie parezca darse por enterado de lo que un cálculo honesto desvela: no tenemos (ni tendremos) suficientes héroes.

Siempre los necesitaremos, nada substituye a la pasión. Pero no es suficiente. Hay que ampliar la base innovadora. Porque los francotiradores de la pedagogía no van a ganar la batalla educativa, que se libra en las trincheras del profesorado desmotivado, el currículum impermeable y las prácticas desfasadas. Como mucho, mantendrán viva una idea. Una experiencia aprendizaje-servicio aquí, un proyecto multidisciplinar allí. Algunos se echan al maquis y construyen centros aislados o redes de innovación mediante encuentros y redes sociales. Una guerra de guerrillas underground con filias disruptivas, no siempre productivas. Porque no basta con abrir caminos: hay que asegurarse de que luego alguien los transita. Necesitamos un modelo de innovación menos épico, más estratégico y científico, que se inscriba en una carrera profesional del profesorado clara y definida; y generalice y serene el cambio. En el que la innovación no sea solo una actitud voluntarista, sino también una responsabilidad profesional evaluada y renumerada. En el que el trabajo en equipo, conexión con modelos pedagógicos, orientación a objetivos y formación conviertan en sostenible una empresa necesaria. Una cosa es abandonar el confort. Otra distinta abandonar la serenidad.

“We don’t need another hero,
We don’t need to know the way home
All we want is life beyond the Thunderdome.

[…]

So what do we do with our lives?
We leave only a mark.
Will our story shine like a light,
Or end in the dark?
Give it all or nothing!”

We don’t need another hero, Tina Turner.

*”Déjame solo, Joe” es un título prestado del genial cuento homónimo de Ángela C. Ionescu.

[youtube http://www.youtube.com/watch?v=NVPq-_t-ANw])

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