Hemos llegado a noviembre, y con éste, se cierra el ciclo de artículos que Cuadernos de Pedagogía ha tenido la amabilidad de publicar en la columna “Entre los Umpa-Wampa”.

¿Por qué “Entre los Umpa Wampa”? Porque la escuela es un mundo que funciona distinto. Su enigma se esconde en sus eventos más pequeños y cotidianos, que invitan a ser mirados como lo haría un antropólogo perdido en medio de una tribu extraña: la comunidad educativa.

Han pasado por el escenario ACDC, Iron Maiden, Tina Turner, Queen, Rolling Stones, Frank Sinatra, Dire Straits y Joe Cocker, acompañando diatribas (algunas veces más o menos sensatas, otras veces sólo desesperadas) sobre el papel del profesorado, el modelo educativo de la escuela y desconciertos metodológicos varios (la evaluación, la creatividad, la atención a la diversidad,…).

Me quedan ahora sólo dos cosas para cerrar la columna “Entre los Umpa-Wampa”.

La primera, agradecer a Cuadernos de Pedagogía la oportunidad para decir allí lo que, de otro modo, habría tenido que decir aquí, en petit comité. Gracias.

La segunda, llegar a una conclusión. Hay que escribir. En blog, en Twitter, en papel. Donde sea. Escribir, ordenar las ideas, evaluar las percepciones, construir un discurso. y de-construirlo de nuevo. Habitar el desconcierto y relatarlo. Describir (se) la realidad, analizar (se) la práctica y cuestionar (se) los porqués. Hay que escribir.

Han sido 9 breves desconciertos: