No tarda mucho en aparecer.

Cuando aparecen las metodologías activas, el trabajo por proyectos, el hecho de poner al alumno en el centro del aprendizaje, salta la frase “¡¡Y qué más!! ¡¡Esto es una escuela!!  ¡¡Al final esto parecerá un Esplai!!”.

Y yo me corto de responder: “Ojalá“.

Pero en este post no me voy a cortar. Lo digo: Ojalá la escuela logre algún dia parecerse a un Esplai.

Porque esa frase se pronuncia con un ánimo despectivo. Porque la gente asocia la idea de un Esplai a algo fatuo, vacío de contenido y que se ocupa sólo de hacerles las cosas fáciles a los niños. Suele ser gente que nunca ha ido a un Esplai. Ni como niño/a, ni, mucho menos, como monitor o educador.

Y no han tenido la oportunidad de conocer lo que es un Esplai de primera mano.

Yo sí la tuve.

Estuve, primero 5 años como “niño” y luego 4 como “monitor” (aunque allí recibía-pertinentemente-el nombre de animador) en un Esplai de Girona llamado “Projecte Groc” para jóvenes de entre 14 y 18 años.

No hacíamos manualidades con tijeras de colores. Ni títeres con rollos de papel.

Éramos grupos de 15-25 chavales. Cada uno de nosotros tenía un cargo: Economía, Secretario, Material, Botiquín,…

Nos organizábamos en equipos de 5, y cada equipo buscaba, presentaba y defendía ante los demás una propuesta de servicio (mejorar la señalización de un camino de montaña, dar apoyo a una comunidad neo-rural, arreglar los entornos de espacios públicos naturales…).

Votábamos, y una vez elegida la “empresa” nos organizábamos en comisiones (con un miembro de cada equipo: alguien dijo grupos de expertos?) para organizar el transporte, la comida, el material, etc… El itinerario a seguir. El listado de tareas a realizar, el material necesario. El día y la hora en que quedábamos. Las tiendas de campaña. El contacto con instituciones locales. Y lo hacíamos. 2 “empresas” al año, que al terminar revisábamos para mejorar (alguien dijo evaluación formativa?).

Podría decirse: hombre, chavales de 14 o 15 años haciendo esto… Pues hay más. Cada verano organizábamos con el mismo sistema una ruta de 6 días al Pirineo. Escoger itinerario. Calcular horas de marcha, kilogramos de comida. Elegir si repostar o no, y dónde hacerlo. Dónde acampar. Si esas curvas de nivel estaban muy juntas o no. Si habría agua en el itinerario. Y lo hacíamos.

(Y todo eso sin ni una rúbrica).

Acompañados por animadores de entre 19 y 30 años que sabían hacer algo muy difícil: sólo acompañar. No resolver los problemas, decidir qué hay que hacer, organizar… No. Sólo acompañarnos mientras nosotros hacíamos esas cosas.

Así que cuando alguien me viene con lo de enseñar en el esfuerzo, yo pienso en cuando no podía más en la mitad del Carlit y continué. Cuando alguien me habla de responsabilidad, me acuerdo de la noche bajo el Taga en que comimos sólo un frankfurt y un puñado de arroz porque alguien calculó mal. Cuando alguien me habla de hacer que los alumnos espabilen me acuerdo de la noche en que nos cayó una tormenta bajo el Puigmal y cayeron 3 tiendas de las 5 que íbamos. Y no había nadie más que nosotros mismos para resolver la situación.

Y cuando pienso en trabajar por proyectos, me doy cuento que en realidad, no me inspiro en mi experiencia escolar. Me inspiro en mi experiencia en el Projecte Groc.

Pienso: “Cómo habríamos hecho esto en el Projecte Groc?”.

No sé si todavía continúa el Projecte Groc. Yo lo dejé hace ya 18 años. Sé que como mínimo en 2008 continuaba (y espero que todavía lo haga). Pero sé que ese Esplai no era una excepción, y que los “Caus” y el escultismo son también referentes educativos de ese calibre.

Así que…pensándolo bien: Sí. Ojalá la escuela logre algún dia parecerse a un Esplai.

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Sea también este Post un agradecimiento a todos los voluntarios que desde los Esplais ofrecen a nuestros alumnos las oportunidades de crecer como personas que no sabemos/podemos ofrecer en la escuela.