STEM: Oportunidades y retos desde la Enseñanza de las Ciencias. Universitas Tarraconensis Monográfico (2019) 155-168.  Jordi Domènech-Casal.

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El término STEM es polisémico y tiene actualmente una gran presencia en ámbitos de innovación en enseñanza de las ciencias. Sintetiza un conjunto de objetivos políticos en relación al desarrollo de vocaciones científico-tecnológicas, inclusión y ciudadanía. En este artículo se identifican vías de acción metodológica para desplegar los objetivos STEM desde la didáctica de las ciencias (Indagación, Controversias, Aprendizaje Basado en Proyectos, Pseudociencias,…). Se proponen ejemplos de actividades aplicadas en las aulas y se analizan las aportaciones de cada vía de acción y potenciales dificultades. Como conclusión, se discute el encaje entre los objetivos políticos STEM y la misión social de la educación como vía para una ciudadanía competente.

La necesidad de generar más vocaciones STEM es un objetivo político estratégico, pero poco defendible como prioritario como misión social de la escuela. Aunque todos podamos intuir el beneficio social de tener más científicos o tecnólogas andando por las calles y votando, es difícil defender que para la sociedad esto sea esencialmente más importante que tener más filósofos, abogadas o artistas (con permiso de Carl Sagan). Como docentes, lo que quizás debamos perseguir en STEM es que esos filósofos, abogadas o artistas tengan la competencia científica necesaria no sólo para sus profesiones (para dictar sentencia en un caso de contaminación ambiental, por ejemplo), sino también para su vida como ciudadanos/as. O que tecnólogas y científicos incorporen valores éticos en su quehacer profesional. Igualmente, conseguir que las alumnas sean ingenieras es sólo una parte de la misión educativa de la escuela, que debe también perseguir que los alumnos sean maestros de infantil. Quizás el objetivo STEM de promover vocaciones tenga palancas de actuación más potentes en el propio mundo industrial y empresarial del que emerge (como: 1) protocolos de género en la comunicación pública, por ejemplo evitando enfoques publicitarios sexistas; 2) normativas pro-equidad de género y derechos laborales en empresas y organismos públicos vinculados con la ciencia y la tecnología; o 3) becas en estudios tecnológicos para alumnado en situación socio-económica desfavorecida). De hecho, insistir en promover vocaciones desde la escuela sin consolidar unos espacios profesionales dignos puede resultar en último término en una precarización del espacio profesional de la Ciencia y la Tecnología, una situación que ya vive actualmente la investigación básica universitaria en Ciencias.