Ante los desafíos del cambio climático, la sostenibilidad se ha convertido en una cuestión social, y el mundo académico no es una excepción. Diversos estudios se han dedicado a evaluar el impacto ambiental de la investigación, pero siguen siendo relativamente escasos (Mariette et al., 2022) y se centran principalmente en evaluar el impacto de: congresos (Neugebauer et al., 2020; Tao et al., 2021; Jäckle, 2022; Cavallin Toscani et al., 2023), proyectos de investigación (Liora et al., 2022; Papadogiannaki et al., 2023; Reyes-García et al., 2022) o institutos de investigación (Mariette et al., 2022).
Sin embargo, estos estudios suelen centrarse en los desplazamientos de los investigadores (para congresos o trayectos diarios) y en su equipamiento informático, pero casi nunca abordan actividades más específicas de la investigación, como la recogida de datos (en campo o mediante herramientas específicas) o el análisis de datos mediante Big Data, por ejemplo. Además, no se aborda la cuestión de la conservación a largo plazo de los datos de investigación ni su impacto ambiental. Por otro lado, la noción de sostenibilidad suele limitarse al aspecto ecológico, dejando de lado los aspectos económicos y sociales, que también forman parte del concepto de sostenibilidad (Halla y Binder, 2020; Aytac et al., 2023).
El objetivo de esta ponencia es exponer los principales retos medioambientales asociados a la gestión de los datos de investigación, en particular los relacionados con los repositorios de datos, así como mostrar cómo los datos de investigación pueden contribuir a los objetivos de sostenibilidad establecidos por la ONU en el marco de su Agenda 2030.