A medida que la inteligencia artificial (IA) transforma la forma en que trabajamos y compartimos información, los archiveros pueden encontrarse involucrados con la IA de maneras inesperadas y, quizás, inquietantes. Esta presentación detalla un proyecto iniciado en 2024 en el Instituto Politécnico Rensselaer (RPI), en Troy, Nueva York. La presidenta del RPI creó el equipo Project Bridge Generative AI e incluyó a la archivera del instituto al frente de la investigación para redactar un discurso de graduación para una mujer fallecida en 1903. El proyecto fue un gran éxito y atrajo la atención de miles de personas, pero dejó a los archiveros reflexionando sobre cuestiones éticas y medioambientales.

Los archiveros del RPI se adentraron en el mundo de la ingeniería de prompts, los modelos de lenguaje de gran escala y la investigación con fuentes primarias para entrenar a GPT-4 con el fin de generar texto en el estilo y voz de Emily Warren Roebling (fallecida en 1903), esposa del ingeniero jefe del Puente de Brooklyn. El proyecto se inició para otorgar un título honorífico póstumo durante la ceremonia del bicentenario del RPI. Aunque se sintieron honrados por la confianza depositada por la presidenta del instituto y entusiasmados por la visibilidad del archivo y la colaboración con expertos en IA, con el tiempo surgieron preocupaciones sobre el impacto ambiental de la IA y los nuevos imperativos éticos que plantea para los archiveros.

Como guardianes del registro histórico, los archiveros suelen tener el poder de valorar y decidir quién es recordado y por qué. Sin embargo, el uso de la IA plantea nuevos dilemas y preguntas urgentes:
¿Cómo aseguramos que aplicamos la misma cautela al usar el aprendizaje automático para interpretar la experiencia humana?
¿Qué derecho tenemos a consumir recursos naturales finitos en el proceso de usar IA?

Aunque se nos pide constantemente adoptar nuevas tecnologías, los profesionales deben asumir que la IA generativa es intensiva en recursos: requiere extracción de materias primas, consume grandes cantidades de electricidad, genera residuos tóxicos (como mercurio y plomo) y utiliza agua para refrigerar componentes electrónicos. Los archiveros deben debatir abiertamente este nuevo paradigma y convertirse en defensores de un uso sostenible de la IA.

Esta presentación abordará los numerosos logros y limitaciones del uso de la IA en proyectos archivísticos a corto plazo, e invitará a la audiencia a reflexionar sobre la necesidad de una mayor conciencia ética y medioambiental en el uso de estas tecnologías.