[Fotografia de la rave o free party]. (2022). Lo que esconde la periferia. https://www.instagram.com/psychoanalogic/
Ritual descrito por Carolina García (2022).
Manresa, Barcelona, Catalunya.
Resumen>
Las raves o Free parties son entendidas por sus participantes como un movimiento contracultural fuertemente vinculado a diversas subculturas, entre ellas la punk. Los raveros en sí mismos conforman una subcultura específica muy relacionada con el punk, el anarquismo, el movimiento okupa y el neonomadismo. Las raves son organizadas por colectivos autogestionados que invierten tiempo y dinero en la construcción de un Sound System (equipo de sonido, cuanto más grande mejor), sin ánimo de lucro. Las Free Party son fiestas al margen del sistema mercantil y, por tanto, son espacios de ocio gratuitos. Se denominan así porque se construyen en espacios al margen de la legalidad, y por ello siempre han sufrido la persecución policial. Por consiguiente, los colectivos organizadores se exponen a ser multados y a que el Sound System sea requisado. Las raves no se promocionan a través de ningún canal oficial, sino que se difunden a través del boca en boca, mediante chats y redes sociales. Además, los espacios donde se celebran las raves suelen ser zonas rurales, terrenos aislados y poco concurridos.
Categorías descriptivas>
Música, sound system, antisistema, liminalidad, trance.
Descripción etnográfica>
Para la elaboración de esta descripción, se ha escogido una rave del 6 de marzo del 2022, que refleja muy bien las bases del movimiento Free Party.
Días antes del 6 de marzo, en la fase previa a la fiesta, algunos organizadores miembros de los colectivos anuncian que se llevará a cabo la fiesta y es cuando empieza a gestarse un sentimiento de comunidad. Cuanto más se acerca el sábado por la noche, más detalles van saliendo a la luz, hasta que se conoce, a través del boca en boca y los chats, que la rave se celebrará en un recinto con molinos hidráulicos, en Lleida.
Sobre las 23h de la noche, empieza el trayecto en coche hacia la rave. De camino, se informa que la policía ha interceptado la fiesta antes de que la mayoría de personas hayan podido llegar y que ha sido cancelada con una amenaza de multa. Después, se avisa de que se está organizando una segunda rave alternativa en otra ubicación: la antigua discoteca Pont Aeri. Esta vez hay menos asistentes y resulta más familiar. El trayecto en coche supone el momento de separación y el inicio del periodo liminal. Se abandona el rol en la sociedad y las personas del coche se adentran en la carretera y los caminos escarpados del bosque, coincidiendo con otros raveros. En esta red de personas, muchos de los asistentes se reencuentran por haber coincidido en otras raves.

[Fotografia de la rave o free party]. (2022). Lo que esconde la periferia. https://www.instagram.com/psychoanalogic/
La estética de los raveros, aunque no es homogénea, tiene unas influencias claras y unas características que suelen compartir: rastas, tatuajes, piercings, crestas, estampados de animales, pantalones anchos, zapatillas grandes, etc. Es reconocible una clara influencia de la estética punk, hip-hop y la apropiación de rasgos de otras culturas. Al margen de lo estético, también se adopta de manera simbólica y vivencial el neonomadismo como forma de vida. También hay influencias de la cultura pirata, conocida también por ser nómada. Las raves se relacionan con la teoría de las Temporary Autonomous Zone (TAZ) de Hakim Bey, espacios temporales (o mejor dicho, no-espacios) que eluden el control político, económico y social.
Aunque hay personas que no consumen “sustancias”, su uso está ampliamente extendido y normalizado, al igual que el policonsumo. Si bien la mayoría lo hace en estos momentos de ocio, la línea entre este y el consumo adictivo se vuelve muy difusa, cuando la fiesta se vuelve algo rutinaria.
Al llegar a la rave por un camino de tierra en la oscuridad, se abre un descampado con coches, furgonetas y camiones aparcados (el parkineo) y al final se encuentra la nave de Pont Aeri. Al rato, la música empieza a sonar en la nave. El DJ pincha sobre una plataforma elevada. Cerca, se haya el Sound System, una torre de altavoces con cables alrededor y decorado. Las personas se agrupan delante del altavoz, o bombo, y bailan. Cada uno tiene su estilo particular, aunque un rasgo común es bailar con pisotones. A la derecha, hay una mesa donde un par de miembros de los colectivos organizadores venden, a precios económicos, latas de cerveza y cubatas. Delante, se encuentra un cartel escrito por los colectivos organizadores “Benefik y Jawar Safari”, quienes recaudan fondos mediante donaciones. Durante la noche suenan diferentes géneros de música electrónica como Acid o Tribe.

[Fotografia de la rave o free party]. (2022). Lo que esconde la periferia. https://www.instagram.com/psychoanalogic/
De pronto alguien avisa: “¡la poli está fuera!”. Enseguida los asistentes se dirigen a bloquear las puertas y suben la música al doble de su volumen, hasta que la policía se va. La noche transcurre entre momentos de baile delante del bombo, donde muchos alcanzan el trance, y trayectos intermitentes al parkineo y los coches, donde se va a hablar o consumir. Este estado de trance surge de la combinación de la oscuridad, sustancias consumidas, música rítmica y vibración, sonidos, decorados y luces psicodélicas. Asimismo, cada cierto tiempo la policía da una vuelta al parkineo, pero se limitan a montar un control a la salida.
Al rato empieza a salir el sol. Entonces, la fiesta transiciona: la música se vuelve menos oscura, más fiestera y divertida. Hay un ambiente cálido y se charla con los colegas (palikeo). Se establece un contacto con el entorno, después de horas de trance durante la noche. Sin embargo, hay personas que continúan bailando. Toda esta secuencia ritual se puede extender días e incluso semanas; aunque la observación del ritual aquí descrita corresponde a 24h.
Al finalizar, la gente comienza a marcharse y se preguntan entre ellos si hay control policial y por dónde. Al abandonar la rave, las personas se llevan la basura que han generado. Pueden quedar residuos, pero se trata de dejar el espacio limpio; cuidar el espacio es una parte importante de la rave. Así es como se abandona por completo el espacio liminal, y uno vuelve a la realidad.
Secuencia ritual>


Análisis ritual>
Una de las características principales del ritual de las raves o Free parties es la oposición entre elementos. A lo largo de la secuencia ritual se muestran diferentes oposiciones que caracterizan la ideología dominante de esta tribu urbana. Una de las más evidentes es la oposición entre la noche y el día. La noche se caracteriza por lo oscuro, el sentimiento de estar perdido y la psicodelia o trance. Es en este momento que se experimenta el ritual como algo más íntimo. Hay interacción social, pero ésta se ve limitada por factores físicos: la oscuridad, el desconocimiento del espacio o la música fuerte.
Aunque cada persona experimenta el ritual de forma distinta, la llegada del día sí que tiende a transformar el formato de la fiesta, la música y la forma en que las personas se comportan y se relacionan entre ellas. Se genera por tanto un equilibrio entre la experimentación íntima y grupal, y esto se traduce en una mayor cohesión del grupo. Este equilibrio, sin embargo, puede verse afectado por algunos factores como es el consumo de drogas, que puede llegar a deformar la percepción de la realidad y condicionar las relaciones interpersonales y con el entorno.
Otra oposición es la que se establece entre la vida urbana con su entramado capitalista y el bosque/okupa/lugar abandonado. Esta contraposición refleja una dimensión ideológica y simbólica estrechamente vinculada al concepto de no-lugar. Durante el ritual se construye una antítesis con el sistema. Se rompen los roles sociales y la estructura mercantil del libre mercado. Se trata de un espacio no productivo, anarquista y no legislado.
Respecto al concepto de no-lugar, en el ritual suele existir un tiempo liminal donde los participantes del ritual se colocan fuera de la sociedad, en sus límites, de forma marginal a lo que está establecido socialmente. En las raves, este principio es llevado a un extremo. El no-lugar trata de eludir las estructuras sociales del capitalismo y genera un espacio físico y temporal envuelto de secretismo. Aun así, es inevitable que se reproduzcan en mayor o menor medida ciertos roles aprendidos en la sociedad capitalista. Cuando el no-lugar se transforma en lugar (en el momento que se hace público o es legislado), desaparece.
En este aspecto, las raves toman una fuerte influencia de la teoría de las TAZ de Hakim Bey (1991), que describe la creación de espacios temporales que eluden el control político y social como forma de insurrección anarquista delimitada en el tiempo. Los organizadores de una rave dedican mucho tiempo durante la fase preliminar a encontrar espacios ocultos donde generar estos no-lugares.
Finalmente, el ritual cumple diversas funciones. Por un lado, actúa como elemento de cohesión para un colectivo conformado por subjetividades disidentes. Por otro lado, para algunos participantes, asistir a una rave representa la idea del “matar al padre” freudiano, extrapolado a la relación con la sociedad. Un gesto de ruptura similar a los movimientos contraculturales de los años 60 que cuestionaron las estructuras impuestas y buscaron nuevas formas de entender la vida y la libertad.
Bibliografía>
Bey, H. (1999). T.A.Z: La zona temporalmente autónoma (Y II). Nómadas, 10, 10-23.
Psychoanalogic. (2022). [Fotografías de la rave o free party]. Lo que esconde la periferia. https://www.instagram.com/psychoanalogic/