Para la realización de necropsias se aconseja remitir el cadáver dentro de las 24 horas posteriores a su muerte, preferentemente refrigerado. Hay que evitar en lo posible su congelación, pues artefactúa las muestras e impide una adecuada valoración de las lesiones.
Junto con el animal, se ha de enviar una historia clínica del paciente o del colectivo al que pertenece (datos generales, síntomas clínicos, tratamientos, diagnóstico presuntivo, etc).