Mollusca

El filo de los moluscos es uno de los más diversos y abundantes después de los artrópodos. Por este motivo, pueden encontrarse tanto en ambientes marinos (como los pulpos), en agua dulce o en ambientes terrestres (como los caracoles). Aun así, comparten una estructura común:

• El pie muscular: una estructura blanda que se encarga del desplazamiento.
• La concha calcárea: una estructura rígida que protege los órganos internos. Esta concha se forma a partir de una estructura llamada manto, que secreta los compuestos que la constituyen. Cabe destacar que algunos grupos carecen de concha o la tienen interna.
• La masa visceral: que contiene el conjunto de órganos internos.

El tubo digestivo es completo y cuenta con un órgano exclusivo de este grupo: la rádula. Esta estructura es como una especie de lengua con dientes que permite realizar la digestión mecánica. Su dieta puede ser carnívora o detritívora (se alimentan de materia orgánica en descomposición).

El sistema circulatorio suele ser abierto (excepto en los cefalópodos). Esto significa que la hemolinfa (una sustancia análoga a la sangre) sale del corazón y viaja hasta una cavidad donde flotan los órganos. Allí, cada órgano capta los elementos necesarios para su funcionamiento.

El sistema nervioso está centralizado, con dos ganglios cerebrales que envían señales al resto del cuerpo mediante cordones nerviosos longitudinales. La respiración puede realizarse a través de la piel, gracias a que está húmeda y con órganos próximos a la superficie, o mediante branquias.

En cuanto a la reproducción, se pueden encontrar especies dioicas o hermafroditas, y con fecundación interna o externa. Lo que sí tienen en común es que, al reproducirse, generan una larva que debe pasar por una metamorfosis para llegar a la fase adulta.