La ficción es una mentira que encubre una profunda verdad; ella es la vida que no fue, la que los hombres y mujeres de una época quisieron tener y no tuvieron y por eso debieron inventarla.

Mario Varga Llosa

Este curso tenemos unos terceros especialmente complicados: mucha diversidad, un sector de alumnos poco motivados, incluso muchos de ellos ya han abandonado el sistema escolar y esperan llegar a los 16 años para hacer algún PFI o irse directamente al mundo laboral. Cuando empezamos la historia de la literatura, me propuse centrarme en determinadas obras, leerlas y comentarlas a fondo. Creo firmemente en la necesidad de que tengan un bagaje cultural mínimo, un conocimiento de la historia de la literatura que nos transmita valores, formas de pensar y de sentir de cada época. La intrahistoria de cada momento.

“La literatura no solamente es útil para entender el mundo en que vivimos, quiénes somos y de dónde venimos, sino que constituye un instrumento básico para la formación lectora e instrumental (…) No es tan importante dar toda la historia de la literatura como marcar a los alumnos con los puntos del programa que, en cada caso, al profesorado le parezcan más formativos y más fáciles de aproximar a los estudiantes”[1]

Nos tenemos que plantear, pues, alcanzar unos mínimos del programa en los que cada estudiante, según sus capacidades, tendrá que llegar a los máximos que se proponga o se pueda alcanzar (…) La exposición de la historia de la literatura en segundo ciclo de ESO debe tener un tono predominantemente divulgador, de introducción, de iniciación, debe de ser como un barniz para unos alumnos que, en su mayoría, no harán bachillerato y a los que les hace falta estos conocimientos literarios para consolidar una cultura general para ir por la vida”[2]

Teniendo en cuenta todo ello, decidí centrarme en algunas obras y autores de la literatura: la lírica popular, algunos cuentos del infante don Juan Manuel, la Tragicomedia de Calisto y Melibea, algunos sonetos de Garcilaso, el Lazarillo de Tormes, Góngora y Quevedo.

Además, este curso trabajo con una profesora de Sociales magnífica y, por fin, hemos conseguido coordinar la historia con mi materia.  Siempre me ha parecido imprescindible esta coordinación y la explicación de la literatura comparándola con otras artes. “El texto es esencial y prioritario, pero hay que contextualizarlo para poder entenderlo”. [3] Es tan fácil explicar el romanticismo a través de sus mejores pintores, de la música de la época, para acabar en la literatura; tan fácil comparar los sonetos de Garcilaso con los cuadros de Botticelli o las esculturas de Miguel Ángel; Velázquez o la arquitectura barroca con Góngora y Quevedo… Siempre he intentado transmitir la literatura así, dándole un enfoque más globalizado, no sólo ciñéndonos a la literatura castellana, sino abarcando otras literaturas y otras manifestaciones artísticas. También hemos intentado coordinarlo con Música, planeamos un proyecto conjunto de óperas y literatura, no sé si nos dará tiempo este curso de llevarlo a la práctica.

[1] Pág. 21 y 22. “Enseñar historia de la literatura en segundo ciclo de secundaria”. Llorenç Soldevila. Enseñar literatura en secundaria. Ed. Graó 214. Barcelona. Marzo 2006.

[2] Pág. 23. Op cit.

[3] Romaní, Mercè: “Los clásicos en el aula: el caso del Quijote”. Enseñar literatura en secundaria. Editorial Graó 214. Barcelona. 2006. 

No obstante, y a pesar de las coordinaciones, no acababa de funcionar el aprendizaje de estas materias con aquellos alumnos menos académicos. Con el cambio de horas de enero, decidimos convertir una hora semanal de castellano y catalán en “escritura creativa”. En esta hora trabajamos y escribimos textos de diversa tipología, no sólo creativos. Ya lo hacíamos, aunque no tenía el nombre. Me centraba más en trabajar cuentos, poemas, fragmentos teatrales de autores del XX que nos servían de modelo para nuestros propios textos. No obstante, cambiamos de rumbo y decidimos crear textos de cualquier género discursivo teniendo como modelo los del periodo de la literatura que trabajásemos en ese momento. Ya lo habíamos hecho en algunas secuencias didácticas de cursos anteriores. Pero ahora se trataba de sistematizarlo: cada semana construiríamos un texto de tipología diversa sobre las obras o autores tratados, para conseguir que el aprendizaje de la literatura fuera significativo. Como, además, algunos de los alumnos de 3º tienen buena mano con la pintura y el dibujo aprovecharíamos este potencial para realizar un “álbum de artista” que uniera texto y dibujo, literatura y pintura.

El primer trabajo fue sobre La Celestina. Leímos a final del primer trimestre (antes de las vacaciones de navidad) la adaptación de Soledad Puértolas de la obra de Rojas. Fue una lectura guiada, con acompañamiento del profesor, invertimos varias clases en realizar una lectura en voz alta, dramatizando, como requería esta comedia humanística; mientras tanto, iba explicando, haciendo hincapié en aspectos importantes que reflejaban la visión de la vida de un judío converso en el s.XV.   Una vez leída, teníamos que crear un texto argumentativo (tras un breve repaso de las principales características de este tipo de texto y de los conectores más destacados): “Amor, muerte y fortuna en La Celestina”, así que nos pusimos manos a la obra. Además, se valoraría la utilización de citas que demostrasen una buena comprensión de la obra.

Lo primero fue pactar la plantilla de autoevaluación y evaluación. El formato es el de una secuencia didáctica: pauta de autoevaluación, porfolio (lluvia de ideas, borrador, texto definitivo) … Creo que con este proceso evitamos que el texto lo realice algún programa informático. Esta vez, la última corrección será la del profesor. Finalmente, pasamos el texto a ordenador incorporando algunos aspectos marcados para mejorar el texto. Ahora nos queda la parte pictórica: observamos La Celestina de Picasso. “¡Oh, no me la imaginaba así!”. “¿Era tuerta?”” ¿Y la cicatriz?”” Creía que era más vieja”.” Ha de tener cara de mala”. “El azul refleja esa maldad” … Algunos de sus comentarios. Evidentemente, pueden reinterpretar el dibujo del pintor malagueño o copiarlo, incluso los que dibujan mal lo pueden calcar.

Y este es el resultado:

Exposición de textos y dibujos de alumnos de 3ºESO A y B en la 3ª planta del IE Tres Fonts

Creo que han aprendido lo que pretendía de la obra y que ese aprendizaje lo han incorporado como una experiencia vital (hemos comparado mucho la crisis del XV con la actual crisis que ellos viven en primera persona). Tengo la intuición de que han aprendido hasta los que no querían aprender. Sus valoraciones son positivas. La profesora de sociales me comenta que le escriben cosas de las que yo les he hablado y a mí también que comentan temas que han tratado en historia y arte.  Hablan con fluidez y conocimiento de carpe diem, crisis, tempus fugit, nueva mentalidad, Celestina, trotaconventos, avaricia, amor cortés….

Texto de Konouz 3º ESO A

Ahora seguimos con el Renacimiento: una entrevista periodística a Garcilaso de la Vega (vida, obra, amores literarios, amistades.) y con citas tres o cuatro sonetos que hemos comentado de este autor. Las alumnas del máster preparan un torneo de sonetos satíricos a modo de Góngora y Quevedo. Un proyecto conjunto literatura y VIP: un poema visual de algunos sonetos renacentistas y barrocos.

¡Qué buenas son estas horas de escritura creativa que nos permiten hacer tantas cosas con la literatura! La literatura nos permite conocer otras épocas, otras maneras de pensar, relacionarla con nuestras vivencias y nuestro mundo, y escribir sobre ella.

Creo que hasta los que se han resistido a aprender, han aprendido algo. Ante la valoración de la evaluación, un alumno, que no quería escribir nada, comenta (no os fijéis en la ortografía ni en la puntuación):

“En literatura hay que leer una historia bastante larga que habla de un Rey que va a buscar un halcón ve a una chica y se enamora porque sí, y trata mal a sus criados. Él se queda triste, Sempronio le dice a Calisto que llame a celestina parar ayudar y luego se mueren la chica, el Rey y Celestina. No me gusta. Tampoco me gusta la sintaxis. Y sigo sin saber que es el sujeto solo sé que no es el que hace la acción”. Fran dixit. 

No podemos gustar a todo el mundo. Pero no renuncio.

Hay que convencer a la mayoría de los discentes de que las actividades alrededor de los textos literarios son útiles (…): ponen en relación con el mundo de la fantasía y la imaginación, lo que permite adquirir buenas defensas ante el peso de lo cotidiano y evitar así que la rutina nos engulla; se constituyen pronto en antídoto del fracaso vital que a todos inevitablemente no llega; dan infinitas respuestas al absurdo que siempre anida en cada existencia vital; preparan para entender y adaptarse más adecuadamente a la desgracia ineludible; relativizan la configuración física y psicológica de cada uno (tan enredada en el juego de yoes entre el que somos realmente, el que creemos ser, el que los demás piensan que somos y el que deseamos ser), y la de quienes nos rodean, distinguiendo las máscaras de la realidad; colocan en diversas perspectivas, lo que ayuda a aumentar la capacidad de valoración crítica; (…)enseñan el arte de contar cosas como instrumento de comprensión e interpretación del mundo: permiten sentirse como persona y “construirnos” como personaje que actúa en un contexto social; desarrollan la capacidad de análisis concreto de situaciones concretas; conectan con la cultura y enseñan a relacionar los diversos códigos que confluyen en los textos artísticos.”[4]

[4] Pág 17 y 18. Delmiro, Benigno; La escritura creativa en las aulas. En torno a los talleres literarios. Ed. Graó 173. Barcelona 2002.

Es magnífica la conferencia de Antonio Muñoz Molina “La disciplina de la imaginación”. Sólo deberíamos añadir a la televisión, las redes sociales y creo que sería plenamente vigente:

“Uno de los lugares donde más intensamente sucede la literatura es un aula donde un profesor sin más ayuda que su entusiasmo y su coraje le transmite a uno solo de sus alumnos el amor por los libros, el gusto por la razón en vez de por la brutalidad, la conciencia de que el mundo es más grande y más valioso de todo lo que puede sugerirle la imaginación. La enseñanza de la literatura sirve para algo más que para descubrirnos lo que otros han escrito y es admirable: también para que nosotros mismos aprendamos a expresarnos mediante ese signo supremo de nuestra condición humana, la palabra inteligible, la palabra que significa y nombra y explica, no la que niega y oscurece, no la que siembra la mentira, la oscuridad y el odio”[1]


[1] Muñoz Molina, Antonio; “La disciplina de la imaginación”. Conferencia pronunciada el 22 de noviembre de 1998.


Matilde Aparicio

Dibujo de Jana 3º ESO B

Referencias bibliográficas

  1. Rodríguez, Julián; Curso Básico de Literatura Comparada. Editorial Didaktiké. Bilbao 1992
  2. VVAA; Enseñar literatura en secundaria. Nº 214. Editorial Graó. Barcelona 2006.
  3. Delmiro Coto, Benigno; La escritura creativa en las aulas. En torno a los talleres literarios.  Nº 173. Editorial Graó. Barcelona 2002.
  4. 4. Reyzábal, MªVictoria y Tenorio, Pedro; EL aprendizaje significativo de la literatura. Editorial La Muralla. 1992.