Agustí Centelles, Campo de Concentración de Bram
Las administraciones públicas deben velar porque la red de Internet sea mucho más que un centro comercial y de ocio o un escaparte para las actuaciones que llevan a cabo las propias instituciones. Internet puede y debe configurar un nuevo espacio público para el conocimiento, la educación y el encuentro ciudadano que propicie el desarrollo de la sociedad civil y de la democracia.
Desde este punto de vista quiero enfocar el debate sobre la colección de fotografías de Agustí Centelles que ha adquirido el Ministerio de Cultura, contrariando a los responsables de la Generalitat de Catalunya que deseaban su permanencia en la comunidad.
La cuestión que a mí me preocupa es qué van a hacer con los fondos, quiénes los podrán ver y utilizar y en qué condiciones ya que la posesión de imágenes es, hoy en día, un gran negoció que a menudo dificulta investigaciones y trabajos que no pueden pagar los derechos de reproducción de los materiales o que no pueden disponer de ellos porque se les niega el derecho a utilizarlos. No voy a poner en duda que cualquier institución dependiente del Ministerio de Cultura o del Departament de Cultura de Generalitat, catalogará, estudiara y difundirá las fotografías. Ahora bien, a qué precio y quiénes se beneficiarán de la posibilidad de trabajar con ellas, es otra cuestión.
Soy partidario del conocimiento abierto, así que lo que me gustaría saber es si los actuales propietarios están dispuestos a exponer la colección completa en la red para que todos podamos hacer uso de ella: historiadores, fotógrafos, ciudadanos… Esto no perjudicaría en absoluto a los originales y fomentaría el conocimiento del autor y, sobre todo, de los hechos que fotografío y conservó. Pero los archivos no están, en general, por la labor. Bien al contrario la posesión de obra voceada como patrimonio común, acaba siendo coto privado de las instituciones. Y esto, en la era digital, no puede continuar pasando. Los ciudadanos tienen derecho a conocer, a través de los medios digitales, y también a aportar, enriqueciendo con la multiplicidad de perspectivas y lecturas el trabajo de los especialistas.
Si la compra de la colección no sirve para esto, qué más nos da a la mayoría, que nunca podremos acceder a ella, dónde se conserve.
Y reclamo, ya de paso, que se abran a la red los archivos y colecciones, en general