Nicolas Nixon empezó a fotografiar cada año a su mujer y sus hermanas en 1975, hace ya 38 años. Todas esas fotografías,  ordenadas cronológicamente, prueban que envejecer es algo más que un proceso biológico, físico. Rostros y cuerpos muestran tanto satisfacciones como dudas y tormentos.  Si hemos sabido aprovechar los días y encajar el destino, el paso del tiempo nos hace más sabios, seguros, capaces…, transforma la mirada que ofrecemos y la que observa.  
La aventura de vivir es la aventura de madurar, de envejecer. Habrá quien prefiera ocultar el paso del tiempo sobre su rostro, sobre sus manos, en la piel que envuelve la vida. Pero evitando los surcos de la experiencia construimos una máscara, las más de la veces ni tan solo juvenil, deformando el pasado que nos ha sido dado, el empuje con que hemos trabajado y disfrutado, todo aquello que hemos aprendido 
Hoy cumplo años y mi memoria se alía con la de estas mujeres para seguir teniendo ganas de reconocerme en el espejo, evocando imágenes de los días vividos y anticipando las noches que aún aguardan.