El viernes pasado hice entrega al Archivo Histórico de la Ciudad de Barcelona de las 27 cintas que contienen las grabaciones de las sesiones de trabajo del Taller de Historia de Pallejà, proyecto que ha ocupado una parte importante de mi vida.
Una vieja de caja de zapatos, que ahora mismo lamento no haber fotografiado, las ha guardado en mi casa durante años. Así que el viernes llegué con ella hasta el maravilloso edificio en que se aloja el archivo y allí quedó, con su preciado contenido. Me satisface saber que las cintas estarán allí. Que fragmentos de las vidas de las personas con las que compartí momentos emocionantes y de las que tanto aprendí, se guardarán y podrán ser escuchadas por otras personas que espero sabrán valorar la riqueza de sus testimonios y la singularidad de los momentos que vivimos mientras compartíamos recuerdos, alegrías y sinsabores. También me complace pensar que el trabajo que hice será útil, porque no estuvo exento de esfuerzos y de momentos de flaqueza, de dificultades y, por supuesto, de alegrías.
Me siento satisfecho por haber podido desarrollar el trabajo en el sentido en que quise hacerlo, por haber podido hacer una contribución a una determinada manera de entender la historia, la que escucha y valora a todos los seres humanos para restituirles su lugar en el pasado, constituyendo así los pilares de un presente y futuro en que todos podamos ser protagonistas, sujetos de la historia. Ojalá sean así entendidas y ojalá quienes en el futuro las escuchen, reciban el legado de los participantes con mente y corazón abiertos para acoger la sabiduría de tantas personas, de tantas experiencias.
Unos días antes, nos encontramos en un acto para hacer la entrega simbólica del material. Convoqué a los participantes del Taller de Historia de Pallejà que, a pesar del tiempo transcurrido, respondieron. No todos pudieron, el tiempo pasa y el final de la vida ya llegó para algunos y a otros no los pudimos localizar. Pero como veis en la fotografía que cierra esta entrada, muchos pudieron asistir y lo hicieron con gusto, pues tienen un buen recuerdo de aquellas sesiones de trabajo. Emociones, recuerdos y proyectos compartidos en entrevistas colectivas que convertían las reuniones en acontecimientos.
En el centro, tapa roja, una caja especial para la ocasión, con las cintas que iban a ser entregadas. Alrededor, todas las participantes en el Taller que pudieron asistir (participaron hombres pero ninguno pudo estar) y a la izquierda el alcalde de Pallejà, Jose Antonio Rubio, que nos acompañó en esta ocasión tan especial. A la derecha, podéis verme, sinceramente satisfecho. Gracias a todos y todas.
(Fotografía de Ca l’Ardiaca, Arxiu Històric de la Ciutat de Barcelona, en BCNBITS)