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CANCIÓN DEL ESPOSO SOLDADO
He poblado tu vientre de amor y sementera,
he prolongado el eco de sangre a que respondo
y espero sobre el surco como el arado espera:
he llegado hasta el fondo.
Morena de altas torres, alta luz y ojos altos,
esposa de mi piel, gran trago de mi vida,
tus pechos locos crecen hacia mí dando saltos
de cierva concebida.
Ya me parece que eres un cristal delicado,
temo que te rompas al más leve tropiezo,
y a reforzar tus venas con mi piel de soldado
fuera como el cerezo.
Espejo de mi carne, sustento de mis alas,
te doy vida en la muerte que me dan y no tomo.
Mujer, mujer, te quiero cercado por las balas,
ansiado por el plomo.
Sobre los ataúdes feroces en acecho,
sobre los mismos muertos sin remedio y sin fosa
te quiero, y te quisiera besar con todo el pecho
hasta en el polvo, esposa.
Cuando junto a los campos de combate te piensa
mi frente que no enfría ni aplaca tu figura,
te acercas hacia mí como una boca inmensa
de hambrienta dentadura.
Escríbeme a la lucha, siénteme en la trinchera:
aquí con el fusil tu nombre evoco y fijo,
y defiendo tu vientre de pobre que me espera,
y defiendo tu hijo.
Nacerá nuestro hijo con el puño cerrado,
envuelto en un clamor de victoria y guitarras,
y dejaré a tu puerta mi vida de soldado
sin colmillos ni garras.
Es preciso matar para seguir viviendo.
Un día iré a la sombra de tu pelo lejano,
y dormiré en la sábana de almidón y de estruendo
cosida por tu mano.
Tus piernas implacables al parto van derechas,
y tu implacable boca de labios indomables,
y ante mi soledad de explosiones y brechas
recorres un camino de besos implacables.
Para el hijo será la paz que estoy forjando.
Y al fin en un océano de irremediables huesos
tu corazón y el mío naufragarán, quedando
una mujer y un hombre gastados por los besos.
De VIENTO DEL PUEBLO (1936-37)
Si he de escoger un poeta, me quedo con Miguel Hernández. No solo por la emoción de sus versos, también porque remiten a la historia de un país, que son sus gentes. Miguel Hernández fue la voz de los que tanto perdieron con el inicio y el desgraciado final de la guerra civil, la voz del pueblo. Pero su poesía no es solo política, habla del amor y de la muerte, de las cuestiones elementales de la condición humana y de los anhelos colectivos. Un clásico empapado de clásicos que vivió intensamente su tiempo y al que no pudieron acallar ni el infortunio ni el desgarro personal que le llevó hasta la muerte, en una cárcel, lejos de todos.
Así que no podía faltar a esta celebración del centenario de su nacimiento, que se cumple este 30 de octubre. Dejo un video con la voz del poeta, recitando unos versos deslumbrantes. La única grabación que se conserva, de 1937, registrada en París gracias a Alejo Carpentier.