La retórica del paraíso se impone en la información turística como estrategia para atraer visitantes.

 

Cuando los manuales históricos escolares habían hecho un cambio notable en la representación social, la información turística, pagada casi siempre por las administraciones, incide en el imaginario colectivo volviendo a mostrar una historia en que los grandes personajes son los protagonistas y los hechos evidencian las excelencias sociales que han conducido hasta un presente envidiable (que usted tiene la suerte de poder disfrutar). Los folletos, la información, los recorridos turísticos, todo ha de contribuir a mostrar un pasado excelso donde nunca sucedió nada que pueda enturbiar nuestro paseo. Quién podría hacer tantas fotos sobre tanto dolor acumulado, quién ha de viajar para conocer tanta infamia cuando la diversión es el objetivo (por favor, no mire hacia los lados, manténgase en el recorrido indicado sin salirse del camino).

Así, va desapareciendo toda referencia a la construcción social colectiva, que es sustituida por la magnificencia de los grandes nombres, negando a la vez la tragedia, la existencia de dominados y dominadores, las injusticias padecidas, imponiendo una visión conservadora que legitima al poder y orden establecido (aquí tiene una relación de nuestros mejores palacios e iglesias; también puede visitar el panteón de hombres ilustres).

Bienvenidos al paraíso. Visiten. Admiren la excelsa obra en oro y plata que nos han legado los sátrapas de la Tierra (los barrios marginales fueron demolidos para que puedan contemplarla mejor). 

Y deténganse ante la maravillosa ornamentación que decora el olvido. 

 

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