A lo largo de estos últimos años, todos los proyectos arqueológicos que se han desarrollado, incluían la aplicación de métodos no destructivos para evaluar el potencial de los yacimientos. Entre estos métodos utilizados, se incluían los métodos geofísicos que han permitido reconocer estructuras arqueológicas enterradas, antes de realizar una excavación.
Estos métodos han facilitado ampliar las áreas de investigación, por ejemplo, en el caso de los yacimientos urbanos como Guissona o Llívia, y gestionar obras públicas en las inmediaciones de nuestros yacimientos, descartando posibles restos. Se han utilizado diferentes métodos y máquinas en función de las condiciones del yacimiento, y los posibles resultados a obtener.
Nuestro equipo dispone de un resistivímetro RM-15-D de Geoscan, que ha sido el primer método utilizado con asiduidad tanto en Guissona como en Llívia. También se ha empleado el magnetómetro Bartington 601-2 en espacios extensos de ambos yacimientos, y que nos ha proporcionado resultados muy útiles.
Además, se han empleado un nuevo método como el electromagnetismo de inducción (EM) con un aparato GEM-2 que ha proporcionado resultados un tanto agridulces, con interesantes datos en condiciones geológicas extremas (caso de Puig Castellar) y algunas anomalías indetectables por la excavación (Guissona y Llívia). Parece que el método se debe mejorar sobre todo para analizar condiciones extremas (p.e. calor) e interpretación con programas informáticos.
Finalmente, también se ha utilizado el GPR de Leica (DS2000) con interesantes resultados, que aún pueden mejorar nuestro conocimiento de espacios construidos de las ciudades de Guissona y Llivia.
Pretendemos seguir empleando estos métodos en nuestros proyectos futuros, y al mismo tiempo poder mejorar la resolución de estas técnicas para que sea más fácil interpretar sus resultados y anomalías.