Vicente Verdeguer en Colomb – Béchard (Argelia) en 1940. De izquierda a derecha: Saura, Vicente Manuel (metalúrgico de Valencia), Romeu (J.S) y el responsable del PSOE en el campo (con bigote)

Cuando llegaron frente a Orán, el puerto de la costa argelina, empezó un verdadero calvario para las cerca de 400 personas que escapaban de la muerte o el cautiverio en la España de Franco:

Allí nos tuvieron ¡40 días! En el mar, a 1 kilómetro de la costa, sin mantas.., sin nada (…) Dejamos a las mujeres el “ water” y nosotros pusimos una mantita y desde arriba hacíamos nuestras necesidades.. Habían más de dos pisos de alto.., no podía tirarme pues me quedaba sin la maleta.. donde llevaba toda mi ropa..

Tras desembarcar en unas condiciones lamentables fueron llevados (un viaje que duró otros dos días en tren) hasta un campo de concentración de Boghar, (un lugar cercano a la frontera de Marruecos) bajo la vigilancia de gendarmes y soldados senegaleses. Verdeguer sufrió allí malos tratos y vejaciones. Los prisioneros no podían trabajar, pero con el estallido de la II Guerra Mundial, les pusieron un pico y una pala en las manos para construir la vía férrea que permitiera a los alemanes abastecerse rápidamente de carbón y hierro, a las órdenes de oficiales franceses.

Estando en el campo sufrían el castigo llamado “la disciplinaria” que consistía en correr hasta reventar cargados con un pesado saco de arena al hombro. En 1942 la Gestapo se hizo cargo del control del campo. Cuenta un incidente que alteró el orden, tras la detención de un sargento francés que hizo el saludo militar al escuchar la Marsellesa.,

Empezamos todos a cantar primero La Marsellesa y luego La Internacional ¡Todo el mundo!, cerca de 300 persona.. Bueno.. fue..

Uno de sus compañeros de exilio en Orán fue Amadeo Granell, que entró como teniente de la división Leclerc, en el París recién liberado de las tropas alemanas, en uno de los tanques que desfilaron exibiendo rótulos relativos a batallas de la guerra civil española y las banderas tricolores de la II República española.

Fueron liberados en 1943 por las tropas francesas y americanas que los pusieron a trabajar para los oficiales pero bien pagados y bien alimentados. Trabajó durante dos años, hasta el final de la guerra haciendo juguetes, conoció a una chica de Orán con la que se casó (era su segunda esposa) y tuvo cuatro hijos. Invirtió sus ahorros en la compra de maquinaria (sierra, cepilladora, agujereadora..) lo que le permitió establecerse por su cuenta. En 1963 se marchó a Francia ante el cariz que tomaban los acontecimientos en Argelia: “No había seguridad…”

 

La Fundación Jaime Vera, cuyo principal objetivo es la formación de los afiliados al PSOE, ha desarrolado una Web llamada Portal del Exilio que difunde materiales que documentan el exilio español tras la guerra civil. La visita debe hacerse, evidentemente, con conocimiento de causa. Sabiendo quien promueve, la lectura se encauza y alcanza a interpretar matices .

El texto con el que he iniciado esta entrada es un fragmento del testimonio de Vicente Verdeguer, tan revelador como todos los demás, que se puede encontrar en el apartado aportaciones de la Fundació Societat i Progrés, la cual cuenta con un Grupo para la Recuperación de la Memoria Histórica del Socialismo Valenciano.

Aunque en Internet la brevedad es virtud (que no siempre alcanzo a tener), en general, los textos del portal resultan excesivamente concisos, concediendo mayor relevancia al material gráfico que, en ocasiones, es magnífico pero en otras más bien parece de acompañamiento, ya que al no documentarse correctamente, ni el origen ni el contenido, genera dudas elementales de interpretación.

A pesar de esto, el sitio merece una visita. La navegación es ágil, clara y es útil para descubrir algunos aspectos sobre el tema. Los desarrolla en apartados perfectamente organizados y en poco tiempo permite conocer datos y consecuencias a largo plazo.

Está organizado en apartados llamados exposiciones. La primera trata el tema del exilio y la diáspora hasta el retorno durante la transición. La segunda, Los niños de la guerra, habla sobre las evacuaciones de hijos de republicanos a Bélgica, México y Rusia. Sin duda, esta segunda parte es mucho más interesante, mientras que la primera puede servir como material introductorio al tema, útil para trabajos en clases de historia.

La sección Aportaciones contiene buenos recursos, testimonios y, además, valiosos y emotivos documentos en diferentes formatos, como archivos de sonido en los que pueden encontrarse discursos o, por ejemplo, la última emisión de Radio España Idependiente, La Pirenaica, de 14 de julio de 1977.

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