Aunque anuncié hace ya tiempo la aparición del número 39 de la revista Historia, Antropología y Fuentes Orales, no había dedicado todavía un espacio a comentar los contenidos.

Comienzo por un artículo que firma su directora, Mercedes Vilanova. Y no lo hago por esta coincidencia ni porque fuera profesora mía (hace ya muchos años de eso). El texto merece tratamiento y difusión especial.

Mercedes Vilanova recibiendo la Cruz de Sant Jordi en el año 2005  

El título es Trabajos por hacer: cuatro conjeturas, y lo presentó en un acto de homenaje que a ella misma se le hizo en la Facultad de Geografía e Historia de la Universidad de Barcelona, por sus años de docencia. Merecido, vaya por delante.

En una ocasión como esa el guión podía ser de trámite, pero ella no es así y aunque en un tono inicial casi familiar, planteó una serie de retos profesionales a esclarecer. No tienen desperdicio. Planteados con valentía y sin concesiones a lo políticamente correcto. Contundentes.

Los expongo brevemente. Son 4 conjeturas. Nada fáciles de asumir para un ser humano ideal-optimista. Nada menos que:

1. La conjetura de Mauthausen, en la que plantea que las atrocidades vividas en el siglo XX pueden volver a producirse porque persisten los mecanismos que nos condujeron a ellas.

2. En la conjetura de Guantánamo afirma que las democracias occidentales son dictaduras que se ocultan tras un sistema de representación no real.

3. La conjetura de Azaustre dice que la alfabetización ha llevado a la pérdida del sentido común y el idealismo.

4. Por último, en la conjetura de Galileo, prevé que las actuales explicaciones de la historia serán superadas por otras construidas en red.

Interesantísimas propuestas de debate y estudio ya que se enfrentan desde los retos de la ciencia a problemas sociales de gran trascendencia (aunque no esté del todo de acuerdo con algunos de los planteamientos y pienso que incluso la defensa de algunos de ellos podría poner en complicaciones y contradicciones a la propia autora; para eso, entre otras cosas, nos exponemos a decir lo que pensamos y las conclusiones a las que llegamos, para confrontar con el resto de teorías).

A mí me interesa, especialmente, la última conjetura ya que mi manera de entender este oficio al que me dedico me lleva también a buscar complicidades, redes, más que explicaciones o interpretaciones justificativas de doctrinas, mitos y memorias pretendidamente inmortales. También entiendo, como bien dice Mercè Vilanova, que el actual panorama comunicativo tiene mucho que ver en cuanto a la construcción de una sociedad más democrática y participativa. Veremos si los resultados nos van llevando hacia ello.  

En cualquier caso, además de recomendar encarecidamente la lectura, aprovecho para desear que Mercedes (para mi Mercè) enrole en su proyecto a muchos otros y otras que puedan contribuir a demostrar (o no) asuntos tan determinantes para la interpretación del presente y la construcción colectiva del futuro.   

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