La memoria del bosque es un hermoso libro de Ignacio Abella, escrito con conocimiento y pasión y que, como podéis ver, atrapa desde la portada.
El autor ha recogido todo tipo de creencias, leyendas y ritos que explican el vínculo que entre naturaleza y civilización se ha dado a través de los siglos. Los bosques actuales y los árboles extraordinarios que han resistido el empuje humano son el resultado de esa compleja y fascinante relación visible hoy en sus límites, en su ubicación, en las especies que los habitan y en los rastros de humanidad que albergan. Santos, druidas, genios y todo tipo de seres fantásticos llenan sus páginas con historias que sirvieron para transmitir de generación en generación la necesidad de conservar, de respetar, atribuyendo a los árboles propiedades necesarias y poderes extraordinarios.
Abella afirma que el conocimiento legendario del mundo aportaba una manera de hacer más actual que la modernidad sostenible. Aunque podamos mirar atrás pero no volver, no es menos cierto que el predominio de la lectura científica del entorno natural no ha conseguido por ahora ser tan efectiva para su preservación como esa otra visión mítica del mundo basada en la experiencia y en la transmisión del conocimiento a través de historias fabulosas que sobreviven y resuenan en la memoria colectiva.