Esto empieza a hacer chup-chup. Fernando Hernández ha dejado un comentario que rescato para convertirlo en entrada. Un lujo. Gracias Fernando, por confiar en que esta página pueda convertirse de verdad en un lugar de encuentro. Ahí va.
Gracias por tus palabras y tu ánimo, Pedro. Efectivamente, las cárceles son espacios segregados, cerrados, invisibles. Con presodelescorts.org, desde la Associació per la Cultura i la Memòria de Catalunya (ACMe) hemos querido visibilizar una cárcel del pasado (del pasado franquista) pero también, y ése es uno de nuestros objetivos de este año, hacer reflexionar sobre las prisiones de ahora.
Me permito citar al respecto uno de nuestros escritos sobre esta cuestión. Es un poco largo, pero habla de esta memoria histórica que queremos construir: recuerda para el presente con la mirada puesta en el futuro:
“(…) Pondremos un ejemplo de esta ligazón de la memoria histórica con la crítica del presente y con la construcción –utópica- del futuro. Un ejemplo que es en realidad una batería de preguntas: ¿Es posible recuperar la memoria histórica de una cárcel de mujeres del franquismo y no pensar en los centros penitenciarios actuales? ¿Es posible analizar la experiencia femenina penitenciaria de las mujeres que pasaron por Les Corts -la presencia de los niños en prisión, el sufrimiento de las presas madres, las tragedias individuales- y no pensar en las mujeres encarceladas en Wad Ras, en la propia Barcelona? ¿Es posible, en fin, recuperar la memoria del pasado y no proyectarla hacia el presente?
Algunos podrían contestarnos que no: que la experiencia penitenciaria de las presas políticas del franquismo nada tiene que ver con la de las presas comunes de aquel entonces, y mucho menos con las de hoy. Y, en cierta forma, tienen razón. Aquellas mujeres eran presas políticas que lucharon contra el franquismo: un mérito que les corresponde exclusivamente a ellas. Pero nosotros podríamos responder a esas voces críticas que en nuestra voluntad de recuperar la prisión de Les Corts como lugar de memoria, no sólo pretendemos recordar a las presas políticas mencionadas más arriba, las que tejieron el relato de la memoria que finalmente se ha incorporado a la historia. También nos gustaría recordar a todas aquellas prostitutas ilegales del Barrio Chino, muchas de ellas menores de edad, que llenaban los sótanos de la cárcel un día sí y otro también, víctimas de constantes redadas. Y para ello tendremos que hacer un verdadero ejercicio de imaginación a partir del rastre
La vida de aquellas mujeres quedó enterrada dentro de los muros de la prisión, de ella no quedó ni siquiera memoria. La institución carcelaria triunfó una vez más: se hizo el silencio, nada de lo ocurrido intra muros trascendió fuera. Por eso, para romper ese silencio, y haciendo uso de nuestro derecho a recordar, queremos recordar también a ese colectivo de presas comunes. Porque, más allá de los motivos que puedan empujar a cualquier persona a la prisión, la realidad carcelaria es una y la misma. En todo tiempo y lugar, una mujer encarcelada ha sido siempre sinónimo de drama familiar, de familia destrozada. El discurso penitenciario actual mantiene que la cárcel es un mecanismo de resocialización. En realidad es todo lo contrario. No hay mejor manera de romper una familia -quizá ya de por sí bastante desestructurada- que encarcelar a la madre. Es entonces cuando cae la mentira: la prisión no ayuda, sino que castiga y maltrata. No socializa, sino que margina(…).
(“La prisión de Les Corts (1939-1955): la cárcel invisible”, en Sergio Gálvez Biesca y Fernando Hernández Holgado (2008): Presas de Franco. Catálogo de la exposición. Madrid. FIM/Centro de Ediciones de la Diputación de Málaga)
Imagen en: http://www.fundacio1.lacaixa.es/Actividades/Documentos/Ficheros/SGIDOCdinsfora_cast07.pdf
No puedo evitar pensar ahora en este Espacio de Dolor de Joseph Beuys. Entrar solo en este lugar y quedarme un momento en él, sin más horizonte que sus paredes de plomo, es una experiencia a la que vuelvo de tanto en tanto. Los artistas tienen muchas cosas que decirnos sobre la memoria, la de todos. Y sin palabras.
Podéis ver la instalación en el CaixaForum de Barcelona, y no os perdáis tampoco su hermana sin título de Jannis Kounellis. Ya me diréis. Difíciles de olvidar.