Mi entrada de hoy es una especie de coda tardía al libro que publiqué el año pasado, American Masculinities in Contemporary Documentary Film: Up Close Behind the Mask (ver mi post sobre este libro), cuya autotraducción al español Detrás de la máscara: masculinidades americanas en el documental contemporáneo, ya está disponible en acceso abierto. En ese libro elegí Kurt Cobain: Montage of Heck, de Brett Morgen, y Tupac: Resurrection de Lauren Lazin, para el capítulo sobre los músicos. Quería lograr un equilibrio entre las estrellas masculinas blancas y negras y escribir sobre íconos indiscutibles, consagrados por sus muertes tempranas, de ahí el enfoque sobre Cobain y Tupac. Como murieron en la veintena, no tuve ocasión de tratar de la madurez del músico, pero ahora que la excelente miniserie documental de Gotham Chopra Thank You, Goodnight: The Bon Jovi Story (Hulu, 2024) ha tenido tanto éxito, es hora de hacerlo.
Al parecer, el propio John Bongiovi (alias Jon Bon Jovi) eligió a Chopra, conocido por sus documentales deportivos, para narrar las cuatro décadas de existencia de su banda, siendo él mismo un fanático de los deportes. Se da la circunstancia de que el cantante venía padeciendo desde hace tiempo una lesión seria en las cuerdas vocales, cuyo tratamiento a lo largo de 2022 y 2023 le dio a Chopra el ángulo narrativo ‘deportivo’ que necesitaba. Existe, en efecto, una analogía entre el deporte y la música como espectáculos de masas, y entre los atletas y los artistas musicales, que sin duda pone de manifiesto el caso de Bongiovi. La tensión narrativa a lo largo de los cuatro episodios se mantiene por el suspense sobre si el cantante debe someterse a una delicada operación que podría tener resultados adversos y, una vez que decide realizarla ante el fracaso de todas las demás terapias, si recuperará por completo lo que él llama “sus herramientas”. Lo que es significativamente diferente de cualquier documental deportivo es que la estrella es aquí un hombre maduro de 62 años, luchando contra la amenaza de tener que retirarse y tratando de recuperar, si es que es posible, el poderío vocal que tenía cuando tenía 40 años, una edad en la que la carrera de la mayoría de las estrellas del deporte ha terminado. Puede que Bongiovi (¿o Bon Jovi?) no sueñe con seguir en los escenarios hasta los 80 años, como Mick Jagger, pero su buen amigo de New Jersey Bruce Springsteen, actualmente de 74 años, es claramente un referente.
Chopra es el director de la miniserie, pero Jon Bon Jovi controla claramente el producto final, ya que ha abierto sus archivos personales para construir lo que podría llamarse unas memorias audiovisuales para todos los públicos. Yo misma no soy una fan de la banda, que siempre consideré muy sólida pero demasiado comercial como para interesarme cuando era adolescente o más tarde. Aprecio éxitos como “Livin’ on a Prayer” o la intensa balada “Always”, pero no tengo ningún disco de Bon Jovi, ni pensé nunca en asistir a ninguno de sus conciertos. Dado que Bon Jovi era tan popular, era, en cualquier caso, difícil ignorar sus videos musicales y su fuerte presencia en los medios de comunicación en las décadas de 1980 y 1990.
A esto hay que añadir el hecho de que, como demuestra la abundante documentación visual y audiovisual de la miniserie, Jon Bon Jovi ha sido un hombre asombrosamente bello. Muchas estrellas de rock masculinas que son símbolos sexuales no son objetivamente guapos o incluso mínimamente atractivos; en contraste, el líder de Bon Jovi fue un símbolo sexual carismático que, como digo, era sin duda muy hermoso. Esto significa que Thank You, Goodnight no es solo un himno a la juventud perdida, sino también a la belleza masculina perdida. Bon Jovi es hoy un elegante zorro plateado, sin duda, pero su cabello blanco y su rostro arrugado también indican que es el privilegio de los hombres no tener que preocuparse por su apariencia envejecida, ni siquiera cuando solían ser tan hermosos como él lo fue. En contraste, Madonna, solo tres años mayor, está sometiendo su cuerpo a una tortura indescriptible para mantenerse joven a toda costa. En cualquier caso, en algunos momentos los contrastes entre el joven Jon y su yo actual son casi dolorosos, una impresión que creo que no es intencionada.
El arco narrativo de las bandas de rock de larga duración siempre es muy similar y Bon Jovi no es una excepción. El documental abarca desde los inicios, cuando un alucinado John Bongiovi, de 16 años, y su amigo David Bryan, que tocaba el piano, comenzaron a asistir a conciertos en clubes locales de Jersey Shore, hasta el presente, cuando la banda se prepara para celebrar su 40 aniversario con otra gira de estadios con los miembros que quedan de su larga historia. La banda original, rebautizada como Bon Jovi por un empleado de una compañía discográfica, por analogía con Van Halen, encontró el éxito gracias a la perseverancia, el talento, el trabajo entregado y la buena suerte de su líder a principios de la década de 1980. Cuando Richie Sambora se unió a ellos, Jon encontró al colaborador ideal, y un elemento esencial en la evolución de la banda desde su oscuro rincón de Nueva Jersey hasta el centro de la atención mundial.
Bon Jovi realizó largas giras por todo el mundo para consolidar su reputación y conocer a fondo su oficio musical hasta que el agotamiento y su gran popularidad casi los quebraron psicológicamente. Una serie de retiros estratégicos de la atención pública y de regresos oportunos prolongaron su existencia, no sin graves crisis: el despido del bajista Alec John Such por su alcoholismo, la ruptura con el mánager Doc McGhee (y su reemplazo por una compañía dirigida por miembros de la familia Bongiovi) y, sobre todo, el abandono de Richie Sambora, incapaz de hacer frente a diversas adicciones, un divorcio doloroso y sus sentimientos de que no estaba siendo un buen padre para su hija. En la actualidad hay dieciséis álbumes y, podríamos decir, otras tantas versiones de Bon Jovi, una por cada época, vistas en el escenario por millones de fans.
Todos los integrantes, entre ellos Sambora, parecen satisfechos en la miniserie, tal vez porque, como explica el baterista Tico Torres, supieron combinar su intensa vinculación profesional con intereses personales, como la vida familiar y otras ocupaciones (Torres, por ejemplo, es pintor). Thank You, Goodnight es una celebración del estrellato rockero de Jon Bon Jovi, pero, sobre todo, es una celebración de los lazos que unen a los hombres de la banda, incluso ante las crisis. Pocas carreras implican trabajo en equipo durante cuatro décadas, y con los mismos compañeros. Irónicamente, Phil X, el guitarrista que reemplazó a Richie Sambora, ya lleva veinte años en la banda, aunque todavía parece ser el chico nuevo. Si hubo discusiones y gritos en algún momento se nos ocultan mediante una cuidadosa selección de documentos del archivo que enfatiza la continuidad y la longevidad. En las entrevistas en solitario ningún hombre se queja de ningún compañero de banda, y Sambora termina disculpándose por plantar a sus antiguos amigos en 2013 solo horas antes del primer concierto de una larga gira, un gran pecado para un músico. Estos hombres mayores parecen, como digo, felices y satisfechos.
Algo falta, no obstante, ya que en este largo reportaje de casi cinco horas, se ve a los hombres actuando y grabando durante largos períodos, pero sin divertirse juntos, ni solos ni con sus familias. Aparte del círculo profesional, solo Dorothea Hurley, la esposa de Jon, aparece regularmente en la miniserie, generalmente para ofrecer un testimonio sobre un punto de inflexión en su carrera, pero nunca para hablar de cómo funcionaba el amor o la vida familiar durante las largas ausencias de casa de la banda. La miniserie menciona solo de pasada que las esposas y los hijos se unieron a las giras hasta que los niños necesitaron asistir a la escuela. Nada se dice, sin embargo, acerca de lo que se puede suponer: que los matrimonios deben haber estado plagados de infidelidades. Coincidiendo con el estreno del documental, Jon Bon Jovi creó cierto revuelo al declarar en un entrevista que “me salí con la mía. Lo diré de nuevo ante la cámara. Soy una estrella del rock’n’roll. No soy un santo. No estoy diciendo que no hubo 100 chicas en mi vida. Soy Jon Bon Jovi; fue bastante bueno”. Agregó que su novia de la escuela secundaria, Dorothea, conocía muy bien su estilo de vida cuando se casaron a los 30 años (tienen cuatro hijos). Más allá de los acuerdos personales que puedan tener Dorothea y Jon, me parece hipócrita que la miniserie no aborde el tema, aunque solo sea porque, como reconoce el cantante, la infidelidad es parte de lo que es ser una estrella del rock’n’roll para un hombre.
Además de documentar intensamente el proceso de envejecimiento de los miembros de la banda, Thank You, Goodnight también documenta una ética de trabajo que parece estar desapareciendo entre los músicos masculinos. Hay una cierta sospecha de que el rock está desapareciendo porque implica un trabajo muy esforzado, y la carrera de John Bongiovi parece demostrarlo. Según narra, aprendió a tocar la guitarra cuando era adolescente de un vecino que, como músico profesional, no tenía tiempo ni paciencia para los diletantes. Esta fue una valiosa lección que el joven John incorporó a su propia ética de trabajo, siempre muy estricta. Viniendo de una familia de clase trabajadora (su padre era peluquero, su madre florista) que apoyó su decisión de ser músico, John sabía que tenía que dar todo lo que tenía a su carrera. Lo hizo siendo muy trabajador, constante y humilde, cualidades que ya no se aprecian en un mundo de rápido éxito en las redes sociales. La ética de trabajo de Bongiovi se extiende en el documental a sus problemas con sus cuerdas vocales, lo que no es sorprendente teniendo en cuenta cómo debe haber forzado su garganta con sus exigentes canciones y las constantes giras. Se trata de un hombre que podría retirarse fácilmente, pero le preocupa que su legado, al que alude a menudo, pueda quedar incompleto si no sigue afrontando nuevas giras.
Este impulso de seguir trabajando, que define a Bon Jovi como define a Springsteen o Dave Grohl (de Foo Fighters), no es una cualidad que se encuentre en otros géneros de la música popular, aunque, por supuesto, el pop tiene hoy muchas estrellas maduras (ya he mencionado a Madonna). La diferencia entre el rock y el pop, en el que las mujeres mandan hoy en día, es que el envejecimiento de las estrellas no es un riesgo para la supervivencia del género, ya que hay una oferta constante de mujeres jóvenes muy trabajadoras que aspiran al estrellato. No veo, sin embargo, la misma cantidad de jóvenes chicos dispuestos a tener callos en las manos aprendiendo a tocar la guitarra o poniendo mucha energía física en tocar rock en vivo. Me parece que este tipo de energía masculina ya ha desaparecido entre los jóvenes, y sólo sobrevive entre los hombres mayores como Bon Jovi y otros. Esta es la razón por la que el documental de Chopra es tan conmovedor: revela que éxitos que nos habían parecido facilones muy injustamente en realidad requirieron un trabajo muy intenso, y nos recuerda que el rock en sí mismo está envejeciendo y pronto podría desaparecer junto con sus estrellas masculinas. Quizás mantenemos la ilusión de que esto nunca sucederá porque los Rolling Stones siguen en activo, pero es importante recordar que Mick Jagger es mortal, y que nunca debemos dar por sentado que el rock sobrevivirá sin problemas.
Disfrutad mucho de Thank You, Goodnight. Y por favor, animad a los jóvenes de cualquier identidad a mantener vivo el rock. Es una parte muy importante de nuestra cultura que no debe morir con sus estrellas.