Además de reconocer las huellas del pasado personal y colectivo en el presente, hemos de vislumbrar las pendientes, las que han de construir el futuro. Somos herederos de todo lo que aconteció, de todos los tiempos anteriores, pero nos sentimos próximos a aquellos que tienen que ver con nuestro esperanzado futuro. Por eso no tengo nostalgia de ningún pasado. Por eso, conocer épocas especialmente intensas, como la república, me ha de servir para construir un modelo crítico que supere lo vivido. Provenimos tanto de las infamias como de los gestos heroicos y, sobre todo, de las sencillas acciones cotidianas de los que nos precedieron y que configuran la memoria colectiva y nuestra memoria personal. Recibimos el regalo despiertos y elegimos.
Abramos camino, que otros llegan.