Hay momentos inolvidables de la vida en los que se descubre algo esencial. Yo recuerdo exactamente el instante en que hojeando mis recién adquiridos libros escolares topé de pronto con esa mujer que llora. La conmoción que me produjo desencadenó el deseo de la emoción artística, de esos momentos en que el corazón parece detenerse. Cómo pueden dibujos y pinturas ocupar una parte esencial de mi vida es un misterio al que no puedo ni quiero oponerme y que intento comprender un poco más cada día, para entender también así muchas otras cosas
La mujer que llora de Pablo Picasso, se conserva en la Tate.