Esta entrada post está inspirada por en el artículo “Seventy-five years of richly illustrated literary classics – in pictures”, que celebra el trabajo de The Folio Society. Se trata de una editorial independiente británica, establecida en 1947, que hasta ahora ha publicado 2400 ediciones bellamente diseñadas pensando en los amantes de los libros, una categoría que va más allá del puro bibliófilo. Al no saber nada sobre ellos, me sorprendió no solo la selección que ofrece el artículo, sino también el amplio catálogo que se puede curiosear en su sitio web. ¡Echa un vistazo y disfruta! Y compra, si te lo puedes permitir, porque algunos de los volúmenes, que van desde lo literario hasta lo popular, son caros. También es cierto que hay otros asequibles.

            Siguiendo esta senda, encontrarás mucho que admirar en el artículo “The 25 Most Iconic Book Covers in History” de LitHub. En este caso se ofrece otra visión de las portadas ya que el artículo en The Folio Society homenajea a los artistas de primer rango que han colaborado con esta editorial, mientras que LitHub ensalza portadas icónicas de libros cuyos artistas son mucho más anónimos. No tenía idea, por ejemplo, de que Leslie Holland es el autor de la icónica portada de la edición original de 1932 de Brave New World de Aldous Huxley, o que la portada no menos icónica de The Godfather (1969) de Mario Puzo fue diseñada por S. Neil Fujita e ilustrada por John Kashiwabara. De hecho, me pregunto cómo es que reconozco estas portadas de libros, ya que he leído otras ediciones posteriores y los libros de texto que leí como estudiante no tenían imágenes. Tengo algunos de los libros reproducidos en el artículo pero aun así me pregunto cómo circulan las imágenes de las portadas de los libros. Supongo que las cosas han cambiado debido a Internet, o que he olvidado artículos de prensa con fotos de esas portadas.

            Una peculiaridad de las portadas de libros es que las traducciones a menudo usan una diferente, lo que en mi opinión tiene sentido solo parcialmente dependiendo de si crees que las traducciones son un texto completamente separado (como defiende el especialista en traducción Laurence Venturi) o una versión del mismo texto. Supongo que las portadas de los libros deben negociarse por separado, como las traducciones, de ahí las variaciones. Esto significa que cada libro tiene una imagen pública diferente dependiendo de cada área lingüística, algo que no solemos considerar. Un caso singular son las portadas que la editora Silvia Sesé de Destino encargó al artista catalán-mexicano Gino Rubert para la traducción al español de la  trilogía Millennium de Stig Larsson. Como informa José Antonio González Puentes en su blog, el artista sugirió utilizar parte de su obra ya existente. Sesé eligió una serie en la que la entonces novia de Rubert, la artista argentina Tamara Villoslada, fue retratada. Las imágenes tratadas con Photoshop que mostraban a Villoslada como una especie de mujer fatal anoréxica atrajeron a un gran número de lectores a pesar de que las portadas tenían poco que ver con el contenido de las novelas. Me pregunto si Villoslada cobró regalías por prestar su imagen, aunque creo que esto es poco probable.

            Las portadas, por otro lado, pueden ser un obstáculo. Me llevó años aceptar las coloridas portadas de Josh Kirby para las novelas de Terry Pratchett, creyendo obstinadamente que las extravagantes caricaturas que Kirby hacía de los personajes anunciaban un texto que prometía ser basura. Mi co-supervisor de doctorado David Punter quedó tan asombrado por lo que solo puedo llamar mi estupidez que me ordenó comenzar a leer Pratchett de inmediato. Debo aclarar que posiblemente lo que me anonadaba de las portadas ilustradas de Kirby es que ocupaban toda la cubierta (delante y detrás), apenas dejando espacio para el título y el anuncio de la trama en la contraportada. Me parecían demasiado, pero llegué a admirarlas. Una vez que aprendí a disfrutar de la hermosa correspondencia entre los espíritus satíricos de Kirby y Pratchett, tuve que aceptar, como el resto de sus fans, el trabajo igualmente excelente de Paul Kidby, una vez que Kirby falleció en 2001. He visto este fin de semana una exposición de ilustraciones de los personajes de Pratchett hechas por otros artistas y tengo la sensación de que se están entrometiendo en el territorio de otra persona. Su versión de los personajes no parece real, lo cual es contradictorio teniendo en cuenta que las ilustraciones de Kirby y Kidby tampoco pueden llamarse reales, justamente porque son ilustraciones (¡no fotos!) y, de todos modos, reproducen individuos imaginarios.

            No puedo escribir un post sobre portadas de libros sin rendir homenaje a los dos mejores diseñadores españoles de portadas de libros: Daniel Gil y su, por así decirlo, sucesor Manuel Estrada. El propio Estrada rinde homenaje en una entrada de blog a Gil. Sus portadas conceptuales, que suelen presentar fotos enigmáticas de objetos no menos enigmáticos, están ligada a la magnífica experiencia de leer la serie de Alianza ‘El libro de bolsillo’ en las décadas de 1970 y 1980. Un profesor me hizo leer a los 14 años El fracaso de la escuela de John Holt y esa portada con la foto de una estudiante sin rostro lleva en mi recuerdo muchos años, con más profundidad que el texto. Manuel Estrada renovó muchas de las portadas de libros de Alianza de 2008, siguiendo los pasos de Gil pero también aportando su propia visión fuerte y personal. No puedo pensar en ninguna otra editorial en España que haya tenido artistas tan maravillosos, aunque la pena es que pocos lectores pueden nombrar a Gil o Estrada como los autores de las portadas porque los desconocen.

            Mi propia experiencia con respecto a las portadas de mis volúmenes se puede subdividir en dos áreas: las portadas que he elegido o diseñado, y las portadas que otros han elegido. La publicación académica funciona de maneras misteriosas y, por lo tanto, no puedo explicar por qué Routledge no tiene una portada diferente para cada libro. Al fin han superado su período azul (por sus uniformes cubiertas azul oscuro) y los autores ahora pueden elegir entre unas 25 variaciones, todas coloristas y con bonitos patrones geométricos pero repetitivas. Puede que haya decenas de libros con la misma portada que mi libro Masculinity and Patriarchal Villainy in the British Novel: From Hitler to Voldemort, algo que no me gusta demasiado. En cambio, la Universidad de Zaragoza ha aceptado mi propuesta de una portada de libro que fusione los rasgos de Hitler y Voldemort en una caricatura para mi auto-traducción (que se publica en 2023). Para mis otros libros también he podido elegir las portadas. Mi favorita es necesariamente la de Representations of Masculinity in Literature and Film: Focus on Men, que muestra un hermoso selfi de mi sobrino Alex. Para Typescript of the Second Origin, mi traducción de Mecanoscrit del segon origen de Manuel de Pedrolo, mis editores usaron una curiosa imagen que yo misma encontré: proviene de un tráiler de una película de zombis que nunca se hizo y muestra la Plaça d’Espanya de Barcelona absolutamente devastada, imagen que va muy bien con la trama Pedroliana sobre una invasión alienígena.

            En cuanto a los libros electrónicos que he auto-publicado, el panorama es completamente diferente. Nunca he publicado en Amazon, pero me consta que toda una industria en auge ofrece servicios de diseño a autores auto-publicados que quieren ir un poco más allá del estándar básico. En mi caso, he auto-publicado 10 libros electrónicos que reúnen el trabajo de mis alumnos y un volumen con mis artículos académicos sobre ciencia ficción. Si miras los libros de los estudiantes, verás que mis habilidades son totalmente amateur, pero he hecho un esfuerzo por mejorar y experimentar con diferentes diseños. Creo que mi favorita es la portada de Gender in 21st Century Animated Children’s Cinema. Para mi libro electrónico sobre ciencia ficción, diseñé el libro con una fuente futurista que sugiriera este género, ya que más allá de la portada del libro he estado probando nuevos diseños para cada volumen. Quería una foto de una nebulosa en la portada (la NASA tiene muchas imágenes libres de derechos de autor), pero mi marido me mostró que la impresionante nebulosa que había elegido inicialmente se había utilizado hasta la saciedad en libros auto-publicados en Amazon. La cambié por la de otra nebulosa menos popular pero igualmente impresionante.            

Disfruto mucho con el proceso de edición de cada texto, escogiendo un look para cada libro y diseñando la portada. Mi padre solía ser impresor en una empresa especializada en publicidad (folletos, catálogos, etc.) y parece que he absorbido algo de su trabajo, particularmente de sus airados comentarios cuando algún aspecto de un encargo había salido mal. De ellos aprendí la lección de que el aspecto del papel impreso importa, sin embargo, irónicamente, estoy aplicando esas enseñanzas a obras digitales (y no soy en absoluto una bibliófila que atesore ediciones particulares). En cualquier caso, dado que yo misma estoy diseñando libros, aunque solo sea de la manera más amateur posible, tengo un gran aprecio por los artistas que lo hacen profesionalmente, y que deberían ser mucho más (re)conocidos. Como no me puedo permitir pagar sus servicios, desearía tener tiempo para aprender un poco más y hacer que mis modestas producciones sean más atractivas. Teniendo en cuenta la cantidad de texto que los académicos editamos, tal vez ese tipo de capacitación debería ser parte de nuestro trabajo… ¿verdad compañer@s?