La preferencia de los participantes y los padres sobre una actividad por encima de otra y la valoración de la actividad por parte de los padres distingue entre apasionados y no apasionados.
La identificación con la actividad favorece el desarrollo de la pasión por una actividad meses después.
Un entorno de apoyo a la autonomía por parte de padres propicia el desarrollo de la pasión, mientras que un entorno controlador puede provocar rechazo de la actividad y el no desarrollo de la pasión.
La pasión es dinámica, es decir aumenta a medida que se va adquiriendo práctica. Solo un 36% del total de los participantes novatos reportó pasión por su actividad, mientras que el porcentaje aumentó a medida que se aumentaba el nivel (i.e., 92% en los de nivel intermedio y un 100% en los expertos.