El despliegue técnico de producción de datos viene de su encaje itinerante entre las consideraciones teóricas y las interpretativas que obtenemos de nuestra constante vinculación con los contextos situados que analizamos y de nuestra contratransferencia o impacto emocional. El despliegue reflexivo sobre nuestra forma de analizar, interpretar y explicar la realidad biopsicosocial es una herramienta central para evaluar la calidad de nuestra producción de conocimiento científico, así como evitar caer en una producción de conocimiento basada en la “objetividad universal”. Maturana en Realidad: La búsqueda de la objetividad o la persecución del argumento que obliga (1996), señala que en el origen de las explicaciones hay una base emocional. Es decir, el análisis de la realidad depende del camino explicativo que adoptemos y este depende del dominio emocional en el cual nos encontramos cuando explicamos.

Los estudios psicosociales sobre la corporalidad han experimentado un amplio desarrollo en las últimas décadas. Sin embargo, en dichas narrativas se obvia un dato fundamental: el desarrollo sostenido, interdisciplinar y pionero de los estudios feministas sobre el tema. Es en el campo del conocimiento científico feminista que se produce un proceso creciente de atención sobre que ocurre con la corporalidad, porque ésta es siempre adjetivada. No hay una corporalidad neutra o universal, aunque el conocimiento androcéntrico, etnocéntrico y eurocéntrico ha pretendido consagrar lo que la vida social ya produce como un efecto fundamental de nuestras sociedades desiguales: la construcción de un universal, el “cuerpo masculino blanco adulto normalizado heterosexual”, constituyéndo el resto de corporalidades como alteridades subalternas, como otredades no simétricas, sino subordinadas en el sentido de Beauvoir. En su célebre ensayo El segundo Sexo (1949), señala el carácter inesencial de la alteridad de las mujeres respecto al carácter de valor absoluto de los hombres, en las sociedades sexistas. La mujer, en la sociedades sexistas, se determina y se diferencia con respecto al hombre y no a la inversa. Él, y su corporalidad, es el Sujeto, es el Absoluto: ella, y su corporalidad, es la Alteridad.

Las principales vías de producción de datos que empleamos son la historia de vida, o novela familiar, la entrevista semi-dirigidas, el grupo de discusión, la etnografía, la fotografía, el análisis de contenido, el análisis crítico del discurso, el análisis visual (en especial el fundamentado en el campo de la sociología visual). También nos apoyamos en cuestionarios estandarizados (convencionales y Delphi) y datos estadísticos.