Partimos del hecho de que el budismo es una corriente de pensamiento que ha influenciado a numerosas culturas a lo largo de su historia. Sin embargo, su expansión no ha impedido la continuidad de sus valores, que no se han visto distorsionados por la diversidad cultural con la que ha ido entrando en contacto. Este hecho favorece la traducción de sus conceptos a las diferentes lenguas. Consideramos que la mejor manera de facilitar la transmisión y la comprensión de la tradición budista en Occidente es tener en cuenta su extraordinaria versatilidad a la hora de adaptarse a las diferentes culturas.
Con este criterio, descartamos tanto el etnocentrismo como el exotismo y traducimos la terminología siguiendo lo que denominamos una opción metodológica de transculturación. Consiste en un ir y venir entre los conceptos y los términos de las dos lenguas/culturas en contacto, para decidir qué técnica de traducción es la más apropiada en cada caso. Lo que buscamos es un equilibrio, más allá de lo cultural, para comunicar la esencia del mensaje.