Quién sabe si más o menos influido por Pèire Joan (Oliu), Arnau abandonó el proyecto anterior y estableció las bases de un espiritualismo que se irá desarrollando posteriormente. De esta etapa forman parte también dos obras (núm. 3 y 4). El fundamento de este primer espiritualismo sería una primera versión de la «verdad del cristianismo». La realidad sensible, afirma Arnau en el De prudentia, puede ser considerada desde un triple punto de vista: según aquello que es por sí misma (así lo hace el filósofo natural); según las razones de su entidad, es decir, en referencia a su causa inteligible (metafísico) y, finalmente, como causadas por su Causa Primera (fiel). El “verdadero fiel” sólo considera la realidad física como el inicio de un camino espiritual hacia Dios. El espiritualismo de Arnau es en esta etapa “moderado”. Arnau se convierte a partir de este momento en un «compañero de camino» (Manselli) de los franciscanos espirituales: Pèire Joan, Angelo Clareno, Ubertino da Casale, Hugo de Balma.