El modelo Localcom creado por el grupo de investigación para analizar el cúmulo de circunstancias sociales, económicas, tecnológicas y culturales que impulsan o ralentizan el despliegue de la llamada Sociedad de la Información en las comunidades autónomas españolas, se vale, en el plano cuantitativo, de una serie de indicadores estadísticos que, entre los disponibles para el universo estudiado, son los que reflejan con mayor fidelidad las relaciones orgánicas que se pretende describir. Desde esta perspectiva, el modelo, más que una mera abstracción teórica, constituye una herramienta metodológica apropiada para analizar el impacto que sobre el espacio local tiene el cambio comunicativo producto de la difusión de las TIC.

Elementos del Modelo Localcom

A partir del análisis estadístico se construyó un modelo de capas con dependencia secuencial, compuesto por veinticuatro indicadores. En el eje vertical se ubican las tres categorías fundamentales: oportunidades, definidas como los recursos económicos y educativos que sirven de base para la implantación de las TIC; las infraestructuras, es decir, las redes y equipamientos que garantizan la conectividad de los hogares y de los ciudadanos en el nuevo entorno digital; y los usos avanzados de las redes tanto a escala institucional (empresas, ayuntamientos), como por parte de aquellos usuarios que aprovechan de forma intensiva dichos recursos.

El eje horizontal permite una segunda lectura porque agrupa a los indicadores según el rol que juegan dentro del modelo, es decir, si constituyen recursos disponibles que permiten satisfacer una necesidad, o si son actuaciones que añaden valor a aquellos recursos preexistentes.

Para medir la incidencia del cambio comunicativo en las comunidades autónomas españolas, se diseñó el Índice Localcom que sigue la misma metodología que el Índice de Acceso Digital, IAD (UIT);  el Índice de Desarrollo Humano, IDH (PNUD) y el Índice de Oportunidades Digitales, IOD (UIT). El índice Localcom permite agrupar los indicadores y usar puntos de referencia máximos y mínimos para normalizar las cifras. Esta metodología ofrece varias ventajas. En primer lugar, es una herramienta directa y transparente, puesto que los valores referenciales son identificables y los cálculos claros. En segundo lugar, el uso de este tipo de pautas establece metas a las que las comunidades autónomas pueden aspirar y se crean parámetros para alcanzarlas. Tercero, agrupar de esta manera los indicadores permite que las comunidades identifiquen sus fortalezas y debilidades, lo que es indispensable para que los responsables diseñen políticas en el contexto de la Sociedad de la Información. Cuarto, es factible hacer un seguimiento temporal del índice, imprescindible para la evaluación de las políticas.