La tecnología ha revolucionado todos los ámbitos de la economía, incluida la agricultura. Recientemente se han producido diversos conflictos jurídicos que atestiguan su importancia. El más significativo tiene como protagonista a la multinacional Monsanto y se ha desarrollado en Estados Unidos. Patentó una variedad de semillas de soja que contiene una alteración genética que le permite resistir el Roundup Ready, un herbicida con glifosato elaborado por la misma empresa. Monsanto y sus distribuidores comercializan las semillas bajo licencia por la que permiten a los adquirentes plantar y cultivarlas una única vez. Los compradores pueden consumirlas o venderlas, pero no pueden replantarlas. El Sr. Bowman compró una partida de estas semillas y las cultivó cumpliendo las condiciones de la licencia. Pero reservó una parte de la cosecha para replantarla en temporadas venideras. Al descubrir esta práctica, Monsanto demandó al Sr. Bowman alegando que había infringido su derecho de exclusiva. El demandado se defendió escudándose, esencialmente, en el agotamiento del derecho de patente. La District Court estimó la demanda y condenó al Sr. Bowman a pagar una indemnización de 84.456 dólares. El Federal Circuit confirmó la sentencia recurrida. Apelada la decisión, la Supreme Court of the United States falló a favor de Monsanto en una sentencia de 13.05.2013.
La sentencia versa esencialmente sobre el agotamiento del derecho de patente. La Supreme Court afirma que esta institución no permite a un agricultor reproducir semillas patentadas a través de su cultivo y recolección sin contar con la autorización del titular del derecho de exclusiva. Antes que nada interesa comentar que la alta institución judicial estadounidense declara que una semilla de soja transgénica no sólo puede protegerse como variedad vegetal, previsto en la Plan Variety Protection Act (PVPA), 7 U.S.C. §2321 et seq., sino también como patente. A su entender, los dos derechos de exclusiva son compatibles puesto que los requisitos para obtener una patente son más exigentes que los de la variedad vegetal y la protección que dispensa es mayor. Apoya su afirmación en el precedente E. M. Ag Supply, Inc. v. Pioneer Hi-Bred Int’l, Inc., 534 U. S. 124 (2001).
La Supreme Court expone el principio del agotamiento del derecho de patente: “la venta inicial autorizada de un artículo patentado pone fin a todos los derechos que confiere la patente sobre ese producto” (Quanta Computer, Inc. v. LG Electronics, Inc., 553 U.S. 617, 625 (2008). Agotada la patente, el adquirente tiene plena libertad de usar o vender el producto que constituye su objeto, pues la finalidad de la institución es evitar el monopolio del titular de la patente en la comercialización del invento. Se considera que la primera puesta en el mercado representa una recompensa suficiente para el inventor.
El fundamento del agotamiento determina que éste sólo se predique de productos originales; es decir, no se extiende a las copias que hayan realizado terceros sin el consentimiento del titular. La Supreme Court fundamenta esa decisión en diversos precedentes: Mitchell v. Hawley, 16 Wall. 544, 548 (1873); Wilbur-Ellis Co. v. Kuther, 377 U. S. 422, 424 (1964); Aro Mfg. Co. v. Convertible Top Replace- ment Co., 365 U. S. 336, 346 (1961) y Cotton-Tie Co. v. Simmons, 106 U. S. 89, 93–94 (1882). El Tribunal aplica este razonamiento al caso y considera que, al cosechar y recolectar las semillas, el Sr. Bowman hizo copias de los productos patentados, por lo que no podía disfrutar de la protección del agotamiento de la patente.