El País publicaba el sábado que las PYMEs españolas continúan sin conseguir crédito de las bancas, o lo reciben a unas condiciones muchas más gravosas que las alemanas (http://economia.elpais.com/economia/2012/11/02/actualidad/1351884520_372163.html). Así es muy difícil competir. Sin embargo, llevamos cuatro años de diversas medidas destinadas a conseguir dinero para la banca; en particular, para que le crédito vuelva a fluir a las empresas y familias. Y el total de las ayudas públicas otorgadas alcanza el 12% del PIB europeo (http://economia.elpais.com/economia/2012/10/28/actualidad/1351444581_343518.html). ¿Por qué no llega el crédito a la empresas? Apunto un par de datos que considero relevantes.
El BCE ha dado dinero, mucho dinero, a los bancos españoles. Concretamente, en 2010 y 2011 puso a disposición de las entidades de crédito más de 1 billón de euros, una parte importante de los cuales fue a parar a los bancos y cajas españoles. El interés era muy beneficioso. Si no recuerdo mal, el 1% (http://www.expansion.com/2012/02/29/mercados/1330511139.html). Y continuando con los recuerdos, se publicó que al día siguiente de esa emisión de dinero, el Banco de Sabadell ofreció un crédito a la Generalitat para pagar nominas a un interés del 5%. Es decir, una diferencia de un 4% simplemente por trasladar el dinero del BCE a la Generalitat. Y además ayudaba al Gobierno autonómico, nuestro Gobierno, con lo que éste seguramente le debería estar agradecido.
Por otra parte, muchas entidades de crédito volvieron a depositar el dinero solicitado en el propio BCE porque el interés que recibían era superior al que debían pagar por el préstamo. (Recomendable lectura de la perversión del sistema: http://elcomentario.tv/reggio/la-estafa-del-pensamiento-economico-dominante-de-juan-laborda-en-vozpopuli-com/01/11/2012/). Y no cabe olvidar (gracias @ismael_g_f) que una gran parte de la deuda soberana está en manos de los bancos españoles. Efectivamente, un “círculo vicioso”: las entidades de crédito necesitan dinero, el Estado se lo da y ellas se lo gastan en comprar deuda pública para que el Estado consiga financiación. ¡Nice!
Dos soluciones posibles y acumulables. La primera es abrir el préstamo del BCE a las Administraciones públicas de los Estados miembros. De ese modo, no necesitarían pasar por el embudo de las entidades de crédito y pagar intereses más altos. Segundo, prohibir que los bancos y cajas tengan dinero depositado en el BCE o establecer un tipo de interés inferior al que deben pagar por el crédito recibido.
Por último, nuestras empresas deberían empezar a vivir menos del crédito. Es una tarea difícil en plena recesión económica, pero el cambio de mentalidad puede ser beneficioso a largo plazo.