Este año se cumple medio siglo de Derecho europeo de sociedades. La Unión Europea aprobó la primera Directiva en materia societaria en 1968. En 2017 codificó buena parte de ese sector del ordenamiento en la Directiva 2017/1132 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 17 de junio de 2017 sobre determinados aspectos del Derecho de sociedades. Y continúa trabajando: a finales de abril la Comisión ha presentado dos iniciativas legislativa más. La primera es la propuesta de Directiva del Parlamento Europeo y del Consejo por la que se modifica la Directiva 2017/1132 en lo que respecta a la utilización de herramientas y procesos digitales en el ámbito del Derecho de sociedades (Bruselas, 25.4.2018 – COM(2018) 239 final). Puede consultarse aquí y el anexo aquí. Su finalidad es avanzar en la digitalización del Derecho de sociedades. Aunque ya existen medidas, se considera necesario ir más allá, a fin de facilitar la relación de las empresas con las Administraciones públicas, incrementar la igualdad de oportunidades y facilitar su circulación dentro del mercado único. La segunda medida es la propuesta de Directiva del Parlamento Europeo y del Consejo por la que se modifica la Directiva (UE) 2017/1132 en lo que atañe a las transformaciones, fusiones y escisiones transfronterizas (Bruselas, 25.4.2018 – COM(2018) 241 final). Está disponible aquí. Sus objetivos son dos. De un lado, establecer procedimientos específicos y exhaustivos para las transformaciones, fusiones y escisiones transfronterizas. De otro, proporcionar una protección adecuada a los socios minoritarios, a los acreedores sociales y a los trabajadores.

Aprovechando la coyuntura he publicado un artículo en Global Jurist (March 2018) en el que analizo la evolución del Derecho europeo de sociedad y reflexiono sobre su futuro. Se titula EU Company Law: Past, Present and … Future? y el resumen es el siguiente:

As 2018 marks the 50th anniversary of the approval of the first Directive on EU Company Law, it is a good time to review its past and present in order to assess whether its foreseeable future meets the needs of European enterprises. The study of the evolution of EU Company Law demonstrates that its evolution has been discontinuous. It started with a lot of ambition, but suffered a crisis that conditioned its future development: regulated issues were considerably restricted, legal instruments were extended and legislative technique was modified, essentially to circumvent the reservations of the Member States. It could seem that these changes are working, because the Action Plan 2012 is starting to bear fruits. Three legal rules have been approved and several projects are underway. Nonetheless, there are reasons to doubt whether EU Company Law is meeting its objectives: the impact of the new legal rules is minimal, the future of the project is uncertain and, although the bureaucratic burdens have been reduced, there are various needs of European firms, especially those of SMEs, that have not been yet satisfied.