Ciudadanía global 

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Otro aspecto que se deriva de la investigación anterior es el que ya hemos citado sobre la educación para una ciudadanía global crítica. En la investigación anterior de este grupo de investigación también discutimos nuestros resultados con investigadores de la University of York (Ian Davies) y de la Manchester Metropolitan University (Edd Sant), con quien habíamos compartido nuestra indagación sobre las identidades y su influencia en la formación del pensamiento social (Sant, Davies and Santisteban, 2015). Llegamos a la conclusión que por la situación mundial actual y europea en concreto, debíamos investigar sobre las aportaciones de los estudios sociales a la educación para una ciudadanía global crítica, algo sobre lo que Ian Davies ya ha investigado (Davies, 2006; Davies, Evans and Reid, 2005; Davies, et al. 2015). Y nos proponíamos en este sentido – y este proyecto se incluye en esta meta-, continuar investigando conjuntamente en esta línea, incorporando a otros investigadores y universidades de Europa y de otros continentes.

 

El concepto de educación para la ciudadanía global busca, entre otras cuestiones, superar el de educación para la ciudadanía, ya que se considera insuficiente para describir lo que hoy día es la ciudadanía que habita nuestro mundo, que se informa o se desplaza, que tiene derechos que van más allá de un estado o que puede ser protagonista de acontecimientos con consecuencias de interdependencia con otros lugares y personas (Davies, 2015).

Estamos en una situación mundial donde están aumentando los conflictos, el miedo y la intransigencia con respecto a otras culturas diferentes a la nuestra. En nuestro mundo actual vemos circular con total libertad los capitales, mientras a las personas que huyen de las guerras se las retiene en las fronteras de los países. Aumenta la interdependencia económica, cultural y política, pero aumentan también los refugiados y refugiadas, y la desigualdad crece entre países y también dentro de las naciones. Por estos motivos, hoy más que nunca necesitamos una enseñanza de la geografía, la historia y las ciencias sociales para el cambio social y para una nueva ciudadanía.

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El concepto de educación para la ciudadanía global esconde, a nuestro entender, diferentes puntos de vista sobre los conceptos de ciudadanía, globalización y educación. De acuerdo con Tully (2014), la combinación de los conceptos “globalización” y “ciudadanía” en el constructo “ciudadanía global” reúne la complejidad de cada uno de los términos con nuevas preguntas que emergen del campo más complejo de la “ciudadanía global”.

Los conceptos de ciudadano y ciudadanía, bajo el esquema del Estado–Nación, han hecho énfasis en la connotación legal, arraigada a lo local y asociada a la creación de una identidad nacional. Con los cambios generados por la difuminación de las fronteras y la configuración de instancias de gobiernos supranacionales, esta connotación se ha ido transformando y frente a algunos escenarios se han diluido, dándole la connotación de ciudadanías trasnacionales. Esto se debe a que, bajo el espectro de los organismos supranacionales, el Estado-Nación cede algunas dimensiones de la ciudadanía, lo que le plantea al ciudadano nuevas posibilidades y escenarios donde hacer ejercicio de su ciudadanía, la cual se puede llegar a asumir como ciudadanía global.

El proceso de globalización se puede explicar a través de diferentes teorías de la globalización. En nuestra revisión de los marcos construidos por Sklair (1999), Spring (2008) y Torres (2015), identificamos cuatro enfoques principales que nos permiten hablar sobre la globalización. Estos son el neoliberalismo, la cultura mundial, los sistemas mundiales y las interpretaciones post-colonialistas. Estas múltiples perspectivas muestran que el asumir una posición teórica sobre otra lleva implícitas consideraciones singulares en el momento de investigar y elaborar propuestas didácticas.

A través de nuestra revisión de los marcos teóricos desarrollados por Arthur, Davies y Hahn (2008), Delanty (1997), Faulks (2000), Isin y Turner (2002), Janoski y Gran (2009), Kymlicka y Norman (1994) y Tully (2014), entendemos la ciudadanía en términos de su naturaleza y contexto. Por esta razón, la ciudadanía se asume más allá del reconocimiento jurídico. La posesión de un documento oficial que certifique a una persona como “ciudadano” no significa que ésta asuma los deberes y derechos que vienen asociados a este reconocimiento. La ciudadanía trasciende el reconocimiento legal y se debe ubicar en el ámbito de la búsqueda de imperativos morales, que movilicen a las personas a buscar una vida mejor para ellas  dentro de la convivencia en una comunidad. Bajo esta perspectiva, el “ciudadano es quien participa directamente en las deliberaciones y decisiones públicas” (Barber; 1984, en Cortina, 2003, p. 43), “el ciudadano es aquel que intenta construir una buena polis, buscando el bien común en su participación política” (Cortina, 2003, p. 48).

A modo de síntesis la ciudadanía se entiende en relación con una comunidad e identificada con un lugar (Annette, 2003). Aunque desde 1800 la noción de ciudadanía ha sido utilizada en relación con la nación-estado, la “posmodernización y la globalización desafiaron al Estado-nación como la única fuente de autoridad de la ciudadanía” (Isin y Turner, 2002, p.4). Según Broomley (2009), Delanty (1997) y Rauner (1999), la ciudadanía se puede construir en relación a los modelos nacionales y post-nacionales de la ciudadanía. Estas formas post-nacionales de la ciudadanía se han utilizado para hablar de la ciudadanía sobre el estado, por ejemplo, supra-nacional, internacional, global, virtual, pero entendemos, en línea con Osler y Starkey (2003), que también es necesario tener en cuenta la ciudadanía bajo el nivel del estado (es decir, local, regional y, en algunos casos, nacional). Además, la noción global de la ciudadanía también puede entenderse como planetaria global o como global-local (glocal) (Broomley, 2009).

Nuestra revisión de los marcos de Ciudadanía Global (Oxley y Morris, 2013; Stromquist, 2009) sugiere que las nociones de Ciudadanía Global se pueden clasificar según si representan nociones civiles o cívicas de la ciudadanía (Tully, 2014). Por ejemplo, Oxley y Morris (2013) llaman a la ciudadanía civil “tipo cosmopolita”. Oxley y Morris (2013) y Stromquist (2009) también clasifican los tipos de Ciudadanía Global en relación con su punto de vista principal. Mientras Stromquist (2009) identifica tres perspectivas principales: social, político y económico, Oxley y Morris (2013) identifican las perspectivas sociales, políticas, económicas, culturales, ambientales y morales. La ciudadanía global también podría ser discutida a través de la lente de las diferentes perspectivas de la globalización. Si tomamos el trabajo de Oxley y Morris (2013) como marco de referencia, el neoliberalismo se puede vincular a la ciudadanía global económica, las nociones de ciudadanía global política, moral, cultural y ambiental podrían estar asociadas con las interpretaciones sobre la globalización de la teoría de la cultura mundial y la ciudadanía social y crítica podrían estar asociadas con los sistemas mundiales y las interpretaciones post-colonialistas de la globalización.

Después de revisar distintos marcos sobre la educación para la ciudadanía global (Andreotti, 2006; Davies, 2006; Fanghänel y Cousin, 2010; Haigh, 2014; Mahlstedt, 2003; Shultz, 2007; Torres, 2015; Veugelers, 2010; Zahabioun et al., 2010), estamos de acuerdo con Davies (2006), quien sostiene que las diferentes dimensiones que integran la noción de educación para la ciudadanía mundial (educación + ciudadanía + globalización) no están necesariamente integradas. Creemos que la investigación hasta ahora ha hecho hincapié en una de las seis dimensiones analizadas con anterioridad y, en consecuencia, a veces el significado de la educación para la ciudadanía global se confunde con el significado de ciudadanía global o con el significado de la educación global (Davies et al, 2005). También creemos que la investigación se ha centrado en el análisis de la noción de la educación para la ciudadanía global en contextos particulares, como la educación superior (por ejemplo Haigh, 2014; Torres, 2015), la documentación de las organizaciones intergubernamentales (Zahabioun et al, 2010), las escuelas internacionales (Mahlsedt, 2003) o programas de educación no formal (Shultz, 2007). En este sentido, consideramos que un marco integrador para contextualizar la educación para la ciudadana global es necesario.

 

Uno de los cambios más importantes que se han producido en la educación del siglo XXI es que hoy día no preguntamos a la geografía, la historia o al resto de ciencias sociales qué debemos enseñar, sino que preguntamos qué pueden aportar a la solución de problemas sociales que cada día son más globales y afectan de manera diferencial a los ciudadanos y ciudadanas (Pagès y Santisteban, 2014). ¿Qué aporta cada una de las ciencias sociales a la educación para una ciudadanía global? En una nueva perspectiva de educación para la ciudadanía en un mundo global, cada una de las ciencias sociales deben revisarse y reinterpretarse para su enseñanza, tanto desde los contenidos hasta las estrategias o la metodología. Así, cobra un nuevo sentido la enseñanza y el aprendizaje de las ciencias sociales, por ejemplo, la historia muestra la simultaneidad o la contemporaneidad de los acontecimientos, la geografía que analiza la interdependencia ambiental en el espacio, la política que nos ayuda a construir entidades supranacionales, el derecho internacional, la sociología del conflicto, la antropología de la interculturalidad, la economía que nos ayuda a comprender las desigualdades y la distribución de los recursos a nivel local y mundial.

Con respecto a la educación para una ciudadanía global hemos establecido un marco teórico para la investigación, que hemos presentado en el III Encuentro Iberoamericano de Investigación en Didáctica de las Ciencias Sociales (Enseñar ciencias sociales para la formación de una ciudadanía global, Gustavo A. González, Edda Sant, Antoni Santisteban y Joan Pagès).

Somos conscientes de las dificultades de investigar para la construcción de una ciudadanía global crítica, ya que significa un gran esfuerzo por definir qué entendemos por ciudadanía global y qué puede aportar la enseñanza de las ciencias sociales, de la geografía y de la historia. Es necesario decidir qué temporalidad enseñar, qué espacio, qué política, qué leyes, qué instituciones, qué economía (O’Sullivan and Pashby, 2008). Pero también es cierto que en los encuentros con el profesorado, para reflexionar sobre estos temas coincidimos en una serie de cuestiones socialmente vivas, de problemas o conflictos contemporáneos, que son comunes a la humanidad y que nos obligan a enseñar otro tipo de ciencias sociales y a formar otro tipo de ciudadanía. Algunas de estas problemáticas son la pobreza, las víctimas de las guerras, los muros en el mundo, los refugiados y refugiadas, la violencia contra las mujeres o la explotación infantil. En todos los temas controvertidos citados existe una necesidad de trabajar sobre el concepto de justicia social, como afirma Carr (2007), Ross and McCrary (2014) o Totten (2015).

En 2016 hemos organizado un evento relacionado con la educación para una ciudadanía global, donde hemos participado la mayoría de miembros del equipo de investigación de este proyecto:

– XXVII Simposio Internacional de Didáctica de las Ciencias Sociales: “Deconstruir la alteridad desde la Didáctica de las Ciencias Sociales. Educar para una ciudadanía global”

Asociación Universitaria del Profesorado de Didáctica de las Ciencias Sociales (AUPDCS) Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, 15-17 de marzo de 2016.

Y en octubre de 2016 participamos también en la organización de otro evento internacional donde presentamos un trabajo relativo a la educación para una ciudadanía global, referente a nuestro marco teórico para la investigación, con una comunicación aceptada:

– González Valencia, G.A.; Sant, E.; Santisteban, A. (comunicación aceptada). Enseñar ciencias sociales para la formación de una ciudadanía global. III Encuentro Iberoamericano de Investigación en Didáctica de las Ciencias Sociales. Santiago de Chile 5-6 y 7 de octubre de 2016. Red Iberoamericana en Didáctica de las Ciencias Sociales.